Pocos lo esperaban, pero ahí estaban las señales, para quien quisiera verlas. Una revolución no se organiza en un día, aunque el 8 de marzo de 2018 cogiera a más de uno contemplando las flores salvajes al borde del asfalto. Crecía el número de femicidios, y la brecha salarial, aumentaba el número de denuncias por violencia machista en menores de edad, el movimiento de las kellys, camareras de piso hartas de sus precarias condicionales laborales, empezaba a tomar presencia, salían a la luz mediáticos casos de agresiones sexuales en la todopoderosa industria cinematográfica americana, con ellos, su respuesta, el movimiento #MeToo, y en España comenzaba el juicio contra cinco tipos acusados de violar a una joven en Pamplona durante San Fermín, a la vez que la agredida pasaba por otro proceso, el juicio moral de la opinión pública... En éstas dejamos 2017... No es de extrañar que todo cristalizara y explotara en un grito de guerra en 2018.

2018 no fue el comienzo de la revolución feminista, tampoco será el fin, pero sí un innegable punto de inflexión en la historia de un movimiento, el de la lucha por la igualdad real entre hombres y mujeres, que históricamente ha funcionado a oleadas. Eso sí, en este último embate su fuerza ha bañado y ha calado a hombres y mujeres de diferentes procedencia, edad y condición.

Incluso, en este pequeño rincón al sur del Sur (experto, por cierto en maremotos) la ola feminista arrasó el 8-M las principales calles del centro de la ciudad en una manifestación histórica en número y, por qué no, en energía y alegría. Pero también salieron las gaditanas a gritar que “no es no” el mismo día en que se dio a conocer la injusta, para las cientos de asistentes, sentencia a los cinco acusados por el caso de La Manada. Tampoco se quedaron en casa mujeres de todas las edades en la señalada efemérides del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, ni las más jóvenes y pujantes (hay que reconocer el mérito de la juventud en esta revitalización del movimiento feminista) el día 14 del mismo mes cuando fue convocada una manifestación por los colectivos estudiantiles y feministas para plantar cara a la violencia machista.

Expresiones públicas en las plazas y vías pero, también, jornadas de reflexión y análisis han marcado el auge de la batalla por la igualdad en nuestra ciudad propiciada, en buena parte, por colectivos feministas que han organizado durante este año múltiples sesiones con actividades relacionadas con la cultura como cafés literarios y exposiciones. Además, organizaciones profesionales como la Asociación de la Prensa de Cádiz ideó unas jornadas sobre Feminismo y Periodismo donde se contó con diferentes representantes del sector, además de analistas de género o desde el propio Ayuntamiento de la ciudad se impulsó un encuentro para analizar desde la criminología la polémica sentencia de La Manada en el Centro Integral de la Mujer.

Este tipo de iniciativas también han florecido en el resto de la provincia, como las jornadas feministas en este mismo mes de diciembre en Puerto Real y en Jerez en abril , el premio Cortes a los Valores Constitucionales en San Fernando a la periodista Pepa Bueno, por su cobertura del 8-M y el simpático, y ya viral, vídeo de las vecinas de Algodonales en el que reivindicaban más calles con nombres de mujer en su pueblo...

La revolución violeta ha llegado y cada una, cada mujer, la hemos vivido a nuestra manera. En las noticias adjuntas a este artículo, encontrará seis historias protagonizadas por seis mujeres de nuestra ciudad tan convencionales como extraordinarias.