Las cuatro almadrabas de Cádiz han sido secuestradas. A punta de pistola. Las miles de personas que dependen de la campaña para subsistir todo el año son rehenes de los inspectores de pesca y su huelga indefinida. No es la primera que emprenden. Es casi una costumbre. Llega la primavera, llegan los atunes, y los inspectores de pesca lanzan su órdago al Gobierno. Siempre quieren más. Ser los putos amos de un negocio que sin ellos, y son muy conscientes, se va a pique. Yesta vez el ministerio ha dicho basta. Porque alguna vez tenía que ser. El problema añadido es que el colectivo de los inspectores, 181 personas en toda España, está encontrando el respaldo de CCOO, sindicato mayoritario en las cuatro almadrabas gaditanas y que está anteponiendo los intereses de unos pocos a los de los hombres que también pagan sus cuotas religiosamente y necesitan que defiendan sus puestos de trabajo.. A CCOO no parece importarle el futuro de los almadraberos ni el de la campaña de este año, no le interesa Barbate, ni Conil, ni Zahara ni Tarifa. No le interesa Cádiz. Vende más el País Vasco y Cataluña. Nada nuevo bajo el sol. En su última nota de prensa el sindicato habla de que el Gobierno se burla de los inspectores de pesca y de los trabajadores de las almadrabas, metiendo a estos últimos en una guerra que no es la suya. Su guerra es coger atunes, y no los dejan porque unos cuantos los han cogido por el cuello y les están apuntando con un revólver. Como en una película de terror.