No puede haber dudas de que el Gobierno socialista esta a favor del modelo de Estado que nos dimos en la Transición.

Todo nos lleva al mismo punto de salida, el comercio y la hostelería necesita crecer, pero eso no se puede hacer si no tiene público suficiente y eso se consigue si la ciudad se hace atractiva.

El Museo Camarón parece que encara su recta final y su fachada ya deja ver lo que se espera en su interior.

El Congreso se ha convertido en una gran teatro, donde se manifiesta la mediocridad de sus actores, que no se saben el papel.