Tribuna Económica
Carmen Pérez
Unos ganan, otros pierden
Hoy comienza en Sevilla el 41 Congreso Federal de los Socialistas en un escenario lejos de la tranquilidad que se preveía cuando se convocó. No pasan los socialistas por un buen momento. A lo complicado que se le está haciendo gobernar el país, se unen los conflictos internos que han ido apareciendo durante este corto espacio de tiempo que va desde la convocatoria del congreso hasta su celebración.
Un congreso que iba a servir para mostrar la unanimidad de la organización hacia su secretario general por la falta de autocrítica interna y que los últimos acontecimientos de Madrid han turbado esa imagen del partido que se quería transmitir. Pedro Sánchez es, probablemente, el dirigente con más poder que haya habido en el partido, debido al cambio que hizo en los estatutos para blindarse de los críticos. Pero no solo esto sucede en Madrid, en Andalucía la organización ha perdido el rumbo y el norte y no logra transmitir ningún mensaje a los ciudadanos, pero tampoco a los miembros que forman parte de la organización. Esto llega al extremo extraordinario de que los delegados de Cádiz a este Congreso Federal no han sido votados por los militantes como siempre había sido. ¿Cómo se han elegidos? ¿A quiénes representan estos delegados? Pues no se sabe en nombre de quien o quienes van.
Andalucía, los socialistas, es la delegación que con más problemas acuden a este conclave político. Su dirigente, secretario general, Juan Espadas está muy discutido dentro de su organización. Quizás más de lo que aparentan algunas agrupaciones. Espadas no consigue restar votos a su mayor oponente, el Partido Popular, y no es capaz de rescatar los apoyos que Moreno Bonilla está perdiendo. Además, la organización a nivel regional no levanta cabeza, no funciona, el PSOE está desaparecido de Andalucía y este es el peor pronóstico que pueda tener el partido. No solo es que se cuestione el liderazgo, que también, el mayor problema es la perdida de eficacia del partido en los pueblos y provincias. No se hacen asambleas, no se informa a los militantes de lo que sucede dentro del partido, en definitiva, no existe vida orgánica en las agrupaciones. Se están utilizando los cargos orgánicos como trampolín para asegurarse un cargo institucional. Y esto es de una gravedad tremenda. Pero esto también es responsabilidad del secretario regional que ha perdido el control del partido en Andalucía.
En Cádiz además la oposición está dividida en varios bloques, lo que hace más difícil ponerse de acuerdos. Antes la mesa camilla eran dos bloques y se sabía lo que representaban, ahora no se sabe qué hay detrás, pero sí se sabe que el partido en Cádiz no funciona o no existe actividad. Su secretario general pide renovación en la secretaría regional, pero él pide seguir. Así es la política actual.
De todas formas, lo que vemos ahora en este partido, no nos deja margen para esperar un debate crítico de la organización y probablemente se escuche la antigua frase que decía, ahora no es el momento.
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