Éramos más pobres, éramos pequeños, éramos ese pueblo que despegaba a duras penas como toda España con el seiscientos y aquí con la Marina, los cuarteles, los reemplazos, lo que nunca debió perderse, pues La Isla, era ciudad por eso.

Es preciso luchar con toda idea de ruina, con esos terribles desconchados de las paredes.

or eso dudo que muchos entiendan o quieran comprender tu obra, que los que dicen leerla no la digieran como fue y que, aún muerto, te alcancen los resentimientos populares.