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Pablo-Manuel Durio

pdurio@diariodecadiz.com

Bruno, dos meses al frente de Cádiz

El alcalde llega a los 60 días en el cargo imponiendo su forma de trabajo, su modo de ver la política y la gestión de la ciudad y ejecutando las primeras acciones de su gobierno

El alcalde de Cádiz, Bruno García.

El alcalde de Cádiz, Bruno García. / Miguel Gómez

Los malos estudiantes utilizan el verano para recuperar, para ponerse al día. Pero en el caso de Bruno García, a pesar de las buenas notas conseguidas (un sobresaliente, pasando de 6 concejales a 14, consiguiendo la mayoría absoluta y logrando así recuperar para el PP la Alcaldía de Cádiz ocho años después de perderla) está enfrentándose a un verano de lo más intenso y correoso, compatibilizando el aterrizaje en San Juan de Dios con la resolución de problemas de cierta urgencia y el diseño de nuevos proyectos.

El alcalde va a cumplir dos meses en el cargo, desde que cogiera el bastón en el Pleno de Investidura del pasado 17 de junio; y este corto período de tiempo ya le ha servido para asumir decisiones y ejecutar acciones, así como para empezar a implantar su modo de gestión, su forma de asumir la Alcaldía y su visión de cómo tiene que funcionar el gobierno municipal y el propio Ayuntamiento. Es el modelo de Bruno García, que ya empieza a dibujarse como una figura de barro que empieza a tomar forma entre las manos de un alfarero.

En este dibujo de cómo será el alcalde y su gestión influye la velocidad que Bruno García ha querido imprimir en relación a su llegada a San Juan de Dios y a la toma de posiciones tanto suya como de sus concejales. No se ha tomado el alcalde un tiempo relajado para conocer cuál es la situación del Ayuntamiento y para ir tomando posesión de todas las responsabilidades que conlleva, sino que desde el primer momento ha decidido ponerse manos a la obra, lo que ha dejado en estos escasos dos meses comprobar diferencias en la gestión respecto a los gobiernos anteriores.

Una de las claves más llamativas que ha implantado García es su presencia, casi absoluta, en actos, encuentros, reuniones… y en relación a los medios de comunicación. Después de ocho años de un alcalde que ha estado bastante oculto, que ha escaseado en cuanto a comparecencias públicas, Bruno García aparece un día sí y otro también en los más diversos actos, en una clara intención de acercarse a la ciudadanía y de tener un estrecho y directo contacto con la ciudad y con las cosas que pasan en ella.

Así, en estos dos meses se ha podido ver en varias visitas institucionales que se han cursado a la Alcaldía, en la presentación del Trofeo Carranza, en la salida de la procesión de la Virgen del Carmen, en la fiesta de la Guayabera que organiza un grupo ciudadano, o en el mercadillo de antigüedades organizado hace unos días por la hermandad de La Cena en Santo Domingo, por citar varios ejemplos. Al igual que ha mantenido esos cafés con ciudadanos que lo solicitan que prometió durante la campaña electoral y que ha decidido continuar ya siendo alcalde de la ciudad.

También han sido varias en este tiempo las reuniones que está manteniendo con colectivos de la ciudad, que ven así una rápida respuesta del gobierno a sus demandas, propuestas o reclamaciones. Así lo ha hecho, por ejemplo, con la asociación Pro Derechos Humanos que planteaba una serie de medidas relacionadas con los servicios sociales municipales, o con los músicos callejeros que en el Pleno de julio expusieron su situación y la demanda de soluciones que a los pocos días fueron atendidas por el propio alcalde y la concejala de Cultura.

Una de esas apariciones que ha fijado como habitual es la comparecencia semanal tras la Junta de Gobierno Local; algo que Kichi nunca hizo y que García repite cada viernes para dar cuenta de los asuntos aprobados por este órgano de gestión (que también cobra fuerza y relevancia con esa presencia permanente del alcalde anunciando y asumiendo personalmente las cuestiones abordadas) y para exponerse a todo tipo de cuestiones y preguntas que lancen los medios de comunicación.

El gobierno de Bruno García, sus actitudes como alcalde, también han empezado a verse reflejadas en las primeras acciones que ha ido asumiendo desde el 17 de junio. Por un lado, decisiones que ha adoptado para cumplir con cuestiones prometidas durante la campaña electoral, buscando así la confianza de la ciudadanía. Así hizo con el plan de choque de limpieza que se está desarrollando (otra cosa será luego valorar si la medida ha sido o no efectiva o suficiente) o con la Policía Local, que apenas una semana después de llegar Bruno García a la Alcaldía regresó a la playa como él había prometido; o con los desfibriladores que ya están instalados en la calle.

La herencia, palabra manoseada en exceso durante los últimos ocho años, está siendo clave en este arranque de mandato. En este caso, exigiendo un sobreesfuerzo a un alcalde que informó en primera persona del bajo nivel de ejecución de la Edusi y los problemas que tiene para llegar siquiera al 75% de los 15 millones concedidos por Europa en 2017, o de la nula existencia de expediente o documento alguno en relación a la Regata de grandes veleros cuya organización, partiendo de cero, está asumiendo el nuevo gobierno. Estas ausencias se unen a otras como los problemas con los contratos de verano, o el desbloqueo que tuvo que asumir también a los días de llegar en referencia al servicio de ayuda a domicilio, al que el Ayuntamiento debía 2,5 millones de euros y que amenazaba con quedar en suspenso por la imposibilidad de la empresa de seguir ejecutando el contrato. Problema este último que ni siquiera ha salido a la luz pública y que gestionó el propio alcalde.

En esta línea, este inicio de mandato de García se está caracterizando también por la necesidad de desbloquear con cierta urgencia algunas cuestiones de gestión municipal. Ya lo ha hecho con el servicio municipal de ludoteca de verano, que no estaba ni siquiera licitado a su llegada al gobierno y que ha conseguido que se ponga en marcha en tiempo y forma; o el de la instalación de aparatos de aire acondicionado en la biblioteca Adolfo Suárez, que ha conseguido adjudicar y que está en proceso de ejecución.

La intensidad que el alcalde quiere imprimir a su gestión se plasma en su permanente presencia pública en actos de gobierno, visitas institucionales al Ayuntamiento y eventos de la ciudad. De igual manera queda reflejada en el mantenimiento de la actividad política en pleno verano, con plenos ordinarios en julio y agosto, a los que se pueden sumar alguna convocatoria extraordinaria. Y también se refleja en esa labor que está realizando junto a su equipo de analizar las principales áreas de gestión de la ciudad, realizar una radiografía de las mismas y empezar a tomar las primeras decisiones de su gobierno de cara al futuro más próximo posible. Las tardes suelen ser el momento empleado para estas reuniones que ya ha celebrado en materia de Urbanismo, de Vivienda o de Asuntos Sociales (que son, además, tres pilares de su gestión según ha ido desgranando en este tiempo). Fruto de estos encuentros con concejales, técnicos y asesores, ha anunciado ya el alcalde la construcción de la promoción pendiente de Procasa en los antiguos depósitos de tabaco, un plan también de Procasa para realizar obras y reformas en el interior de sus pisos a propuesta de los propios inquilinos o la revisión urbanística de operaciones de calado como la de Plaza de Sevilla.

Estas últimas decisiones permiten vislumbrar cómo quiere el nuevo alcalde enfocar la gestión de la ciudad y su mandato estos años al frente del Ayuntamiento. Como también lo reflejará de manera más contundente la elaboración de su primer presupuesto que ya ha comenzado y que quiere tener aprobado para principios de 2024, algo que no se conoce en el Ayuntamiento.

Estas nuevas acciones y decisiones se complementan con el mantenimiento de cierto hilo conductor con lo existente hasta las elecciones de mayo. No se caracteriza Bruno García por querer romper bruscamente con lo anterior o por ser sectario, sino que el discurso amable que mantuvo durante el Pleno de investidura lo ha mantenido en estos primeros dos meses al frente de la Alcaldía. Fruto de este carácter, mantiene sin variaciones las programaciones culturales ya previstas (para el Fit, el Falla o la celebración del Orgullo) e incluso asume como propio el Acuerdo Regulador del que ya ha anunciado que no se opondrá a lo que decidan los sindicatos tras los requerimientos formulados por la Junta de Andalucía.

Un rostro amable que le ha llevado a ser comprensivo con una oposición que demandaba más apoyo económico y que cuenta con un liberado y un segundo con dedicación parcial, o que estará presente en comisiones y grupos de trabajo a pesar de la mayoría absoluta que podría incitar a gobernar en solitario (como de hecho se han gobernado muchas cuestiones en los dos mandatos anteriores y sin la existencia de esa mayoría absoluta).

Estos dos primeros meses al frente de la Alcaldía de Cádiz le han valido ya a Bruno García hasta para asumir una pequeña crisis imprevista, como la generada el pasado domingo a raíz del corte de luz y del tráfico en los dos accesos principales a la ciudad por el fuego declarado en Puerto Real; crisis ante la que decidió actuar de manera proactiva y asumiendo las responsabilidades que en aquellos momentos correspondían.

Bruno va moldeando así, con agilidad y contundencia, su tiempo en el Ayuntamiento; un tiempo que cumple en pleno verano sus dos primeros meses (camino, pues, de esos 100 días de deferencia que suelen tener los que asumen una nueva responsabilidad) y que se caracteriza por su intensidad y por su visibilidad. El barro del nuevo alcalde ya moldea su figura al frente de la ciudad que lo eligió el pasado 28 de mayo.

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