La estética paramilitar y el uso de armas de guerra crece entre el narco
La Memoria de la Fiscalía General del Estado, que dedica un apartado especial a la lucha contra el tráfico de drogas, pone el foco en el aumento de la violencia en zonas calientes como el Golfo de Cádiz
El narco no está acorralado en Andalucía
La Memoria de la Fiscalía General del Estado, que dedica un apartado especial a la lucha contra el tráfico de drogas, alerta del fuerte incremento de la estética paramilitar y el aumento de las armas de guerra entre los clanes que operan en Andalucía en general y en el Golfo de Cádiz en particular. Los narcos se afilan los dientes, y eso que algunos ya los tienen como leones de la dinastía Ming. Muchas de las organizaciones que operan en el Bajo Guadalquivir cuentan entre sus filas con tipos tan crueles y violentos que dan mala fama a los tipos crueles y violentos. Se suceden los tiroteos, los heridos, los muertos, las desapariciones..., en una espiral de terror constante que tiene en vilo al ministerio fiscal.
Desde que el Gobierno puso en marcha el Plan Especial de Seguridad del Campo de Gibraltar en 2018, que sucesivamente se fue ampliando hasta abarcar las seis provincias andaluzas con litoral, los narcos se han ido desplazando. Tanto es así que la comarca más meridional del continente europeo, a apenas 14 kilómetro de África, ha cedido el protagonismo al Guadalquivir, por donde ya no sólo entran grandes cantidades de hachís sino también de cocaína. Los narcos de los cárteles colombianos han descubierto las posibilidades que ofrece el río –con sus canales navegables– y se les ha puesto cara de niños la mañana del día de Reyes.
Fiscalías antidroga de provincias andaluzas, como las de Cádiz o Huelva, advierten que el uso de las armas de guerra es cada vez más frecuente, algo que puede ir a peor cuando las ingentes cantidades de fusiles que se están enviando a conflictos como el de la Guerra de Ucrania lleguen al mercado negro, un hecho que ya se está produciendo. De hecho, tanto en Cádiz como en Almería o Barcelona, las Fuerzas de Seguridad del Estado han incautado armamento militar proveniente de Ucrania, país que, ya antes de iniciarse los combates, era considerado el mayor supermercado armamentístico ilegal del mundo.
Durante el pasado año, las descargas de droga en Cádiz, Sevilla y Huelva se multiplicaron, dejando imágenes muy dañinas, como la que se produjo en el río Odiel con narcos alijando a plena luz del día armados con los clásicos kalashnikov, los AK-47 de toda la vida que resultan inconfundibles por su cargador curvo, de donde viene su apodo de cuerno de chivo con el que son conocidos en algunos países sudamericanos. Preocupa no sólo el qué sino el cómo. Esa estética paramilitar, más propia de guerrilleros de las FARC que de narcos en Andalucía, tiene en vilo a la Fiscalía. La de Huelva, según publicó el pasado sábado el periódico El Mundo, hace hincapié “en la violencia extrema entre los propios delincuentes por los famosos vuelcos (robo de droga entre clanes rivales)”. Además, los ajustes de cuentas tras pérdidas de alijos son una constante.
La Fiscalía de Huelva llega a afirmar que “el uso de estas armas de guerra viene asociado, además, con una difusión de la ostentación de éstas en redes sociales, con lo que la inquietud de los ciudadanos es preocupante. Se ha llegado a tal punto que incluso existe una causa judicial en la que un investigado ha usado y presumido del uso de un AK-47 para la resolución de un conflicto familiar por la custodia de menores”.
La Fiscalía de Jerez ha dejado constancia en su última memoria del incremento de las incautaciones de armas de fuego, muchas de ellas automáticas, y pone como ejemplo los disparos recibidos por un agente de la Guardia Civil que intentaba impedir el alijo de una narcolancha.
Precisamente la impunidad de la que estos monstruos marinos hacen gala en Andalucía es otro de los aspectos sobre los que pone la lupa la Fiscalía Antidroga. El pasado año no han sido pocas las veces en que han podido verse paseándose tranquilamente por la Costa o el Guadalquivir como si a bordo llevaran a unas tímidas damiselas con sombrillitas en vez de a duros narcos con pasamontañas. Por ello, piden más mano dura ante un descarado desafío al Estado.
Una lucha desigual contra Policía y Guardia Civil
Cada vez es más frecuente que los agentes de los Cuerpos y Fuerza de Seguridad del Estado sean recibidos a tiros en su intento por abortar alijos o asaltar guarderías. El miedo a los vuelcos de droga o a perder cargamentos valorados en muchos millones de euros –de los que a veces tienen que responder con sus propias vidas– ha vuelto a las organizaciones que operan en las provincias andaluzas más violentas. Los sindicatos policiales y las asociaciones de la Guardia Civil llevan años reclamando más medios, humanos y técnicos, para poder equilibrar una batalla que se está cobrando muchas vidas. Porque es difícil hacer frente a la ráfaga de un kalashnikov.
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