Parecía que con el empate ante el Sevilla en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán y la victoria sobre el Elche en el Nuevo Mirandilla (antes Carranza) el Cádiz CF se había adentrado en la corriente necesaria para conseguir la permanencia.

Pero el varapalo (3-0) sufrido en San Sebastián frente a la Real Sociedad devolvió a los amarillos a la cruda realidad. El objetivo de la salvación se pone más complicado porque ya no cabe el más mínimo margen de error. Ganar en las dos jornadas restantes, en los partidos contra el Real Madrid y el Deportivo Alavés, es la única solución.

El revés en el Reale Arena llega en el peor momento por lo que supone en la clasificación, con el Mallorca al acecho, y por las pésimas sensaciones ofrecidas por un Cádiz CF desnortado en el césped y en el banquillo, con una alineación que quizás no era la idónea con todo lo que estaba en juego.

Fue de largo el peor encuentro del Cádiz CF desde al aterrizaje de Sergio González. Se diluyó como el azucarillo cuando se topó con el primer obstáculo. Una preocupante impresión de fragilidad mental traducida en una escasa solidez. David Silva campo a sus anchas sin que nadie le tosiese.

Apenas tiró a puerta la escuadra visitante. Y cuando lo hizo, le anularon un gol por un fuera de juego que deja un rastro dudoso. Y ante la duda, el Cádiz CF suele salir perjudicado a lo largo de toda la temporada.

El conjunto gaditano sufre la derrota más abultada y dura desde la llegada del nuevo entrenador. Los cuatro partidos perdidos anteriores con el actual inquilino del banquillo fueron con marcadores apretados: 2-1 en Mallorca con escándalo arbitral; 2-1 ante el Atlético de Madrid en el Wanda de nuevo con una discutida actuación del colegiado (aquella expulsión perdonada a Reinildo en la primera parte); 1-2 frente al Betis una vez más con un penalti avisado desde el VAR, que no debió entrar en la acción; y 2-3 contra el Athletic de Bilbao tras una primera mitad para olvidar y con otro penalti en contra.

Llegados a este punto, todo lo sucedido ya da igual. Quedan dos finales y el Cádiz CF tiene que ganarlas. Se trata de tener personalidad y valentía en el momento clave, jugar con cabeza y corazón y demostrar que se merece seguir en Primera. Le birlaron esa oportunidad con aquel expolio en Son Moix, pero aún sigue dependiendo de sí mismo para abrazar el objetivo.