La Fundación Cajasol premia el arte de Juan Carlos Romero
El bordador y vestidor gaditano recibe de manos de Antonio Pulido el Gota a Gota de Pasión 2025
Cuatro décadas y media separan a un joven Juan Carlos Romero que se enfrentaban a su primera vestimenta, la de las imágenes secundarias del misterio de Afligidos, al hombre que este Jueves de Pasión recibía el reconocimiento de los cofrades gaditanos materializado en el galardón Gota a Gota de Pasión concedido por la Fundación Cajasol. 45 años hay de diferencia entre la primera vez que Romero vestía a una imagen titular, la Virgen de los Dolores de su cofradía de Descendimiento, del amplio listado de Dolorosas que hoy adereza y prepara para cada culto, para cada cambio dentro del año litúrgico y, por supuesto, para su salida procesional.
Hace más de cuatro décadas firmó también su primer trabajo de bordado, una saya color granate para la Dolorosa de Descendimiento. Tenía entonces 16 años, comenzando una carrera como bordador en la que hoy sigue firmando obras y entregando encargos a las hermandades, como volverá a verse esta Semana Santa y como ya tiene comprometido para la Semana Santa del próximo año.
Juan Carlos Romero atesora toda una vida de trabajo dedicado al mundo de las hermandades, en lo profesional y en lo cofrade. Empezó con 14 años, y ya peina 59, como estuvo explicando el hermano mayor del Perdón, su “hermano” Manuel Garrido, que quiso descubrir a la persona que hay detrás del bordador, al corazón que Romero esconde entre los alfileres y las sayas con las que viste las imágenes. Alfileres, hilos de oro y dibujos a lápiz con los que este gaditano nacido en el Mentidero lleva casi medio siglo regalando arte a la ciudad y a sus cofradías.
La Fundación Cajasol ha querido este año reconocer eso, el arte, la maestría de enfrentarse a un papel en blanco o a una imagen con la madera desnuda y componer las mejores puntadas y pintar los alfilerazos idóneos para plasmar la belleza de María y la grandeza de la Semana Santa, la de Cádiz a la que tanto ha dado, y la de tantos lugares para los que ha trabajado.
Con esta trayectoria y con el cirio que simboliza el galardón de Cajasol, Juan Carlos Romero quiso agradecer el reconocimiento a su familia, a sus cofradías “porque sin ellas no hubiese hecho nada”, a los amigos “que me han aguantado muchísimo porque mi genio no es fácil”. “ Gracias por dejarme desarrollar las ideas que me vienen a la cabeza”, añadía una persona que transmitió humildad a raudales al querer poner en valor “al que me ayuda a bajar la imagen, al que me sostiene los alfileres, al que lava las enaguas, porque ellos son fundamentales para que yo pueda hacer mi trabajo”.
Quiso también Romero aprovechar la ocasión para pedir perdón “a todos los que he defraudado, dejado en el camino, a todos con los que no he cumplido o sabido estar”.
“Gracias y perdón son cosas que deben definir a todas las personas, y yo intento llevarlo a cabo. Así que gracias y perdonadme”, concluía el homenajeado, que era también ensalzado por el presidente de la Fundación Cajasol, Antonio Pulido (que fue quien le entregó el Gota a Gota de Pasión); por el presidente del Consejo de Hermandades, Juan Carlos Jurado, que agradeció su aportación al mundo de las hermandades; y por el concejal de Hermandades, José Manuel Verdulla.
Y como la mañana en Cajasol iba de arte, arte puso la saetera onubense Regina, que supo poner a los muchos asistentes que arroparon al homenajeado los vellos de punta en víspera de las Vísperas.
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