Como suele suceder casi todos los años en el mercado de invierno, los últimos días de enero lo viven los responsables de la parcela deportiva del club a un ritmo frenético, más si cabe cuando, como es el caso, el propio presidente del Cádiz ya reconoció antes de las Navidades la ambición con la que se afrontaba la apertura de la ventana para reforzar la plantilla que dirige Álvaro Cervera. Manuel Vizcaíno dejó claro que el director deportivo dispondría de balas suficientes para facilitar el objetivo de los 50 puntos y, con posterioridad, incluso soñar con cotas superiores.

Aunque el año comenzó con pocas novedades, lo cierto es que en la recta final del mes los acontecimientos se han precipitado, con cuatro refuerzos en apenas una semana que sirven para apuntalar el plantel y, por el nivel que se le presupone a algunos de los nuevos efectivos, afianzar al equipo en la pelea por los puestos de arriba.

En teoría debería irse un lateral izquierdo y, si van a venir dos más, otro hombre de arriba

Óscar Arias, en permanente contacto con el entrenador, ha trabajado de manera discreta pero sin parar. Para empezar se decidió aligerar el grupo con la marcha de dos futbolistas que, por diferentes motivos, no estaban contando lo que cabía esperar. Primero se marchó el extremo portugués Salvador Agra, que regresó al Benfica antes de tiempo tras su cesión y luego firmó con el Legia Varsovia. Después le tocó el turno al centrocampista francés Karim Azamoum, cedido al Elche para disfrutar de los minutos que no tenía por el extraordinario nivel de la zona ancha cadista. Y el último en sumarse a la lista de despedidas ha sido el delantero murciano José Ángel Carrillo, traspasado al Córdoba.

En total, tres salidas que dejaban tres fichas libres, aunque la decisión de dar de baja a la de Servando debido a su lesión de larga duración ha propiciado que en realidad quedaran vacantes cuatro huecos. El anuncio en los últimos días de la llegada del lateral izquierdo uruguayo Luis Alfonso Espino, del extremo venezolano Darwin Machís y, este miércoles, del también extremo catalán David Querol y del central serbio Aleksandar Pantic cubre las cuatro fichas libres.

Así las cosas, el aterrizaje de algún que otro refuerzo más, en principio de uno o dos delanteros, si es que se produce, pasa necesariamente por la salida de más jugadores. Y todo ello con el problema añadido que supone realizar cualquier operación en una auténtica carrera contra el reloj porque el mercado de invierno concluirá a las 23:59 de este jueves.

Observando lo que ha venido y lo que hay en la plantilla, la lógica apunta a que debería dejar el grupo sí o sí un lateral izquierdo, por lo que el Cádiz dispone de menos de 24 horas para encontrarle un destino a José Joaquín Matos o a Brian Olivan. El sevillano se incorporó este mismo curso y, aunque comenzó como titular, ha desaparecido en muchas ocasiones hasta de las convocatorias, mientras que el catalán, defenestrado al inicio, fue en su momento una apuesta económica, con un desembolso importante de la entidad, y en este sentido se debe hilar muy fino.

Al margen de la plaza sobrante en la defensa, cualquier otro hueco habría que hacerlo quitando a un futbolista de arriba, bien un delanter, bien un mediapunta. Atendiendo a la participación de cada jugador hasta la fecha, los nombres más señalados son los de Mario Barco, Dani Romera y Alberto Perea. Sin embargo, la realidad invita a reflexionar y analizar con esmero cada caso, porque, por ejemplo, el delantero almeriense también supuso una inversión por parte del club y no es cuestión de perder dinero así como así. Y todo ello, por supuesto, teniendo muy en cuenta que algunos futbolistas directamente tienen difícil salir al mercado porque la falta de minutos les ha dejado sin cartel.