La política pasa por el ahorro. El energético que siempre tienen en el discurso los grupos más a la izquierda, que hasta crearon en Cádiz una concejalía específica que solo sirvió para meter en apuros a la empresa eléctrica municipal; o el económico, que los nuevos gobiernos del PP en el Ayuntamiento de Cádiz y en la Diputación presumen haber conseguido a la hora de establecer los sueldos (o sueldazos en muchos casos) de concejales, grupos y asesores.

Pero el ahorro clave de verdad ha quedado al descubierto este jueves con el primer Pleno ordinario de la nueva Corporación Municipal gaditana. Y era un ahorro en clave de reloj, un ahorro de minutos, lo que se ha ahorrado hoy el Ayuntamiento respecto a esas sesiones interminables de otros tiempos; de saliva, la que no han gastado en exceso los concejales; y el más importante, un ahorro de hartazgo y desesperación del que se sienta (pobre de aquel, como cantara Aragón) en el Salón de Plenos o, peor aún, decide seguir la sesión desde su casa.

El Ayuntamiento ha ahorrado este jueves luz, la de un Salón de Plenos que se apagó a la una de la tarde; aire acondicionado, el que se usa en ese espacio municipal; y horas de trabajo del personal de Onda Cádiz, que sigue dando los plenos en directo. Nunca antes una sesión ordinaria del Ayuntamiento de Cádiz había acabado tan pronto.

A la una de la tarde ya habían los concejales hechos sus deberes y oído las intervenciones ciudadanas que han emocionado (por lo duro de escuchar a quienes peor lo están pasando y que claman por una ayuda que mejore sus vidas) y que invitan a la esperanza (como la propuesta de los músicos callejeros para compatibilizar su actividad con el descanso vecinal).

A esa hora ya se habían abordado las propuestas propias de la gestión municipal y las nueve, tres por grupo, que presentaban los partidos. Y esta es, precisamente, la explicación a tanta agilidad; el Pleno ha perdido dos grupos políticos respecto a los últimos cuatro años (el de Ciudadanos y el concejal no adscrito), lo que supone una reducción considerable de propuestas a debatir por sesión y, al mismo tiempo, una agilización de los debates al no intervenir estos dos grupos en cada punto, lo que elimina cuatro intervenciones en cada debate.

La nueva realidad corporativa, y el estreno de muchos concejales y del propio alcalde en la presidencia del Pleno, ha provocado algún que otro desliz, error en la suma y posiblemente votación -¿cómo se explica, si no, que Adelante Izquierda Gaditana se haya pronunciado en contra de que los vecinos del casco histórico puedan tener como hospital de referencia el Puerta del Mar, tal y como denuncia el PSOE?-. Y ha regalado también algún momento de puro debate, casi de cara a cara entre portavoces, como el que han protagonizado José Manuel Cossi y David de la Cruz en el punto de la tasa turística. Debate enriquecedor en el que ambos han plasmado sus puntos de vista y han tenido ocasión de rebatirse determinadas afirmaciones.

Con la totalidad de los concejales presente (que aunque suene llamativo no era habitual), relativa cordialidad entre los bandos políticos y algún que otro amago de romper la armonía en el Salón de Plenos por parte de determinados miembros del público en determinados puntos del orden del día (con escenas que recordaban a los tensos plenos de los años anteriores a 2015), la sesión ha necesitado tan solo tres horas y media para tomar las decisiones oportunas y escuchar a la ciudadanía. Tres horas y media frente a las maratonianas sesiones que ha vivido, y sufrido, ese Salón de Plenos. Eso sí que es ahorro en política.