Tan cerca, tan lejos. De Cádiz a Linarejos. El equipo amarillo regresa a un estadio con solera aunque sea de Segunda B. Un campo que ha visitado en otras ocasiones y en el que se paladea fútbol castizo. La escuadra de Claudio Barragán se presenta en el feudo de un recién ascendido, el Linares Deportivo, que trata de ganar tiempo al tiempo para ocupar el lugar de aquel CD Linares que coqueteó con el ascenso a Segunda A. La necesidad apremia y el Cádiz está obligado a salir de tierras jienenses con los tres puntos en el bolsillo. Todo lo que no sea eso dará paso a otros siete días tensos en el ámbito deportivo.

La semana que concluye hoy ha sido una carrera de obstáculos para el conjunto gaditano. Después del tropiezo ante el San Roque de Lepe, el bajón del equipo seguía tomando forma. Los acontecimientos fueron a más cuando el miércoles tomó protagonismo lo institucional y plantilla y presidente se vieron las caras para, de alguna manera, lavar los trapos sucios en casa y marcar la hoja de ruta que, por el momento, existe tras apartarse Quique Pina del proyecto por sus discrepancias con la gestión de Manuel Vizcaíno.

Pero hoy manda el fútbol, el gran deseo de Claudio. Un partido al que le viene de perlas el calificativo de trampa por lo que parece y lo que en realidad es. Una cita para ganar sí o sí a pesar de estar enfrente uno de los conjuntos que mejor se conoce entre sus jugadores y técnicos, y que apenas está notando el salto de categoría.

Todo ello con la agradable noticia del retorno de Andrés Sánchez. El murciano es un futbolista querido por el vestuario y la grada, que atesora buenas condiciones y que por culpa de las lesiones su etapa cadista siempre está empañada por la enfermería. En mayo pasado, en la semana en la que preparaba el asalto al Nuevo Carlos Tartiere, un entrenamiento acabó con una fractura de peroné y el adiós a su sueño por disputar el play-off de ascenso. El lateral zurdo ha permanecido cinco meses recluido, sufriendo en silencio el castigo de una lesión que llegó en el peor momento. La luz se hizo ayer cuando su nombre aparecía en la lista de expedicionarios para viajar a Linares. Punto y final a un ciclo oscuro.

La convocatoria, como ha sucedido en los últimos encuentros, está compuesta por más de 16 jugadores; en este caso 18. Claudio tiene a varios integrantes que esta semana han pasado por situaciones especiales. Abel Gómez ha estado renqueante por culpa de un tobillo, Fran Machado pendiente de su tabique nasal y Garrido con el brazo protegido por la fractura en un dedo. Por encima de los que van, lo llamativo apunta a los descartes, sobre todo el de Tomás. Para el caso del algecireño se plantearán diversas lecturas: que lo ha jugado todo, que su rendimiento es óptimo, que su aportación es buena... Pero la realidad es que en cuanto Andrés Sánchez y Luis Pavez están aptos, Tomás pasa a un segundo plano. Se podrá decir todo lo anterior y más de esta decisión, pero ha sido un descarte del entrenador. Tampoco han viajado Hugo Rodríguez, Cristian Márquez y Juanjo, este último al encontrarse lesionado.

El once presentará seguro novedades, la primera será en el lateral izquierdo, donde no estará Tomás, mientras que al doble pivote podría volver Garrido. En el lateral izquierdo la decisión está entre Andrés Sánchez y Luis Pavez, si bien, a priori, parece que el chileno podría tener una ligera ventaja en la carrera por la titularidad. Esas variaciones son las más previsibles aunque con Claudio de por medio todo es posible.

El partido marcará un antes y un después en la trayectoria del equipo. Salir airoso con el triunfo daría paso a una semana tranquila en la que los deberes estarían bien hechos. Todo lo demás, empate o derrota, ampliaría la crisis y acentuaría las dudas sobre un proyecto que apunta a ser ganador, que cuenta con el presupuesto más alto de todo el grupo y que no tiene margen de error otra temporada. Por ello, para hoy la reacción es inaplazable.