Cádiz CF

La derrota del Cádiz CF ante el Osasuna, toda una lección

  • No es habitual que el equipo amarillo desperdicie dos veces una ventaja en un partido y lo acabe perdiendo

Alberto Perea intenta escaparse de un jugador del Osasuna.

Alberto Perea intenta escaparse de un jugador del Osasuna. / Lourdes de Vicente

En la final de la Liga de Campeones (Copa de Europa) del año 1999, el Manchester United perdía 1-0 ante el Bayern de Munich y volteó el marcador con un gol en 91 y otro en el 93 para llevarse el trofeo a Inglaterra. El que iba a ser perdedor se convirtió en ganador y viceversa en un abrir y cerrar de ojos cuando todo parecía decidido a favor de los alemanes. Aquella final sirve de referencia para asimilar lo que el pasó al Cádiz CF el domingo 29 de agosto en el choque frente al Osasuna

A menor escala, al Cádiz CF le sucedió algo parecido el último domingo de agosto. Se frotaba las manos cuando se veía con tres puntos más que se evaporaron en un pestañeo. Se va con mal cuerpo al obligado parón de la Liga que llega muy pronto, con sólo tres jornadas disputadas.

Es tiempo de reflexión (el próximo compromiso es el domingo 12 de septiembre ante la Real Sociedad), sin caer en el dramatismo porque la temporada no ha hecho más que empezar. Pero el Cádiz CF recibe un duro golpe de realidad a modo de aviso de la dificultad que presenta el nuevo curso.

La derrota frente al Osasuna dejó helado al universo cadista. El equipo amarillo pasó de tener la victoria en su mano en casa a sufrir uno de esos cachiporrazos que dejan tocado a cualquiera. Del buen arranque que hubiese supuesto sumar cinco puntos a la realidad de un mal comienzo con sólo dos de nueve.

Ganaba 2-1 en el minuto 90 y en el 94 y se encontró con un 2-3 que se tornó irreversible, como si el destino estuviese empecinado en prolongar la mala racha histórica ante el cuadro navarro. El fútbol no deja de ser un juego y como tal está sujeto a situaciones impensables y hasta aleatorias que provocan volantazos radicales.

Es la delgada línea que separa el éxito del fracaso. Todo puede cambiar en cuestión de segundos. No hace mucho que Espino cambió en el minuto 96 el signo del partido ante el Levante. Aquel día sonrió la fortuna a un Cádiz CF que, dos semanas más tarde, comprobó que la suerte te da por un lado pero te quita por otro.

No es normal cometer dos penaltis en un mismo partido y ambos por manos dentro del área que admiten poca discusión. Los penaltis, además, cuando iba por delante en el marcador. Uno de los secretos del Cádiz CF es saber manejar las ventajas. El domingo perdió las dos que tuvo. No es lo habitual, pero ocurrió. El Osasuna apretaba en ataque pero no daba con la tecla hasta que llegaron esas manos de Akapo y Cala, involuntarias pero castigadas con la pena máxima.

Y para colmo, en plena prolongación, cerca del pitido final, el mazazo definitivo con un saque de esquina mal defendido. Pecado mortal. La inocencia de los locales se topó con el oficio de los visitantes. Era el undécimo córner que lanzaban los rojillos.

Demasiados concedió un Cádiz CF que se echó muy atrás y con el 2-2 sacó la bandera blanca mientras los de Jagoba Arrasate apretaron hasta la victoria. Conformistas y/o miedosos los anfitriones, ambiciosos y valientes los foráneos.

Más allá de querer o no el balón, (un 23 por ciento de posesión de los amarillos frente al 73 de los rojillos), lo cierto es que el Cádiz CF hizo la mitad remates que su rival (7 y 14). Y al final pasó lo que pasó.

El giro del marcador en los últimos instantes pudo deberse a un efecto 'random' pero también al demérito de uno y al mérito de otro. Y es que cuantas más veces llegues con el balón al área contrarias, más posibilidades hay de que pasen cosas.

Y vaya si pasaron. Eso fue lo que hizo el Osasuna, que además creció con los cambios (sobre todo con la entrada de Roberto Torres) mientras que las sustituciones en el Cádiz CF resultaron ineficaces. El supuesto fondo de armario no apareció al menos en este partido.

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