Los administradores ponen freno a la gestión

Desde las nueve de la mañana y durante toda la tarde, haciendo un solo alto en el camino para almorzar. Antonio Muñoz Vera, presidente en funciones del Cádiz, y Javier Moyano, vicepresidente ejecutivo, se vieron las caras ayer con los administradores concursales del club amarillo: Pascual Valiente, Pedro Pablo Cañadas y José Luis Molina (Eléctrica Cádiz).

Fue una reunión en la que ambas partes se miraron a los ojos para ir perfilando la línea de trabajo a seguir de cara a ir dibujando la viabilidad económica de la entidad, hecha trizas tras dos descensos a Segunda División B en tres años. La mayor conclusión está clara: durante esta temporada hay más gastos que ingresos y a partir de ahora habrá que cuidar mucho los movimientos.

La situación económica es tan asfixiante que el club debe ingeniárselas para captar recursos que al menos puedan cubrir los gastos previstos para la temporada del Centenario y de la Ley Concursal. En el encuentro de ayer se empezó a perfilar un método de trabajo para que los administradores examinen la situación contable del Cádiz, elaboren una lista de acreedores y diseñen un calendario de pagos mediante un acuerdo con éstos. Uno de los siguientes pasos que van a dar Valiente, Cañadas y Molina es solicitar una reunión con el Ayuntamiento para conocer cuál es la situación actual en la relación económica entre el club y el Consistorio.

La parcela deportiva se verá más que resentida. Si el Cádiz buscaba un central, un lateral -es Diego Reyes y será presentado en las próximas horas-, un delantero y un mediapunta, ahora tendrá que conformarse, en principio, con el lateral y con un delantero. Esto obliga a cuidar mucho la elección del nuevo ariete, un puesto llamado a marcar diferencias, por lo que Nakor, más segundo punta que delantero, quedó descartado y hoy, seguramente, se comprometerá con otro equipo. Pachón sigue en la agenda y Roberto Suárez se guarda "una baza muy interesante" en el bolsillo.

¿Qué ocurre con Álvaro Silva, Cifuentes y Arriaga? Estos tres hombres diferenciarán lo deportivo de lo económico tras analizar su situación con los administradores concursales. Seguirán vistiendo de amarillo y mientras renegociarán sus contratos. El club tira para un lado -aunque obligado por la mala situación económica, exige una rebaja salarial de casi el setenta por ciento- y los futbolistas para el suyo. Si al final no hay acuerdo, el asunto acabará en los tribunales. "El entrenador y yo contamos con ellos y quiero resaltar la profesionalidad con la que están afrontando el presente", decía ayer Roberto Suárez.