El 'realojo' de la Castrense

La parroquia pretende trasladarse al completo a otro templo de la ciudad mientras duren las obras de rehabilitación que comenzarán en breve El destino lo decidirá el Obispado

Puntales en una dependencia del interior de la parroquia Castrense.
Pablo-Manuel Durio Cádiz

18 de abril 2016 - 01:00

Como alguien que empieza a preparar las maletas y organiza su próximo viaje para que no falte nada; o como una familia que tiene que cambiar de casa de forma temporal y debe prepararlo todo. Así están viviendo estos meses en la parroquia del Santo Ángel Custodio (la Castrense). En la plaza del Falla han pasado de desocupar las dependencias anexas por el mal estado del edificio o incluso de temer por un cierre del templo a esperar el inicio de unas obras que ya está tramitando el Ministerio de Defensa para rehabilitar íntegramente todo el conjunto.

La feliz noticia llegó con el avance de los presupuestos de 2016, cuando el Gobierno central destinaba una partida para la rehabilitación de la Castrense. Y tras meses de incertidumbre, esa apuesta se ratificó hace tan solo unas semanas cuando la obra salió a licitación (por un coste de 845.000 euros, una importante cantidad que devolverá todo el esplendor al conjunto arquitectónico de Fragela). Ahora, el proceso pasará por adjudicar la obra -la semana pasada finalizó el plazo de presentación de ofertas y hoy, precisamente, está previsto que se reuna la Mesa de Contratación para estudiar cada expediente y tomar una decisión- y comenzar finalmente los trabajos. La previsión, en el seno de la Castrense, es que en verano ya haya obreros en la iglesia y la casa anexa, que en principio deberán prolongar sus tareas durante al menos año y medio para culminar esta rehabilitación.

Pero al mismo tiempo que se espera el inicio de unas obras que servirán para asegurar la presencia de la primera parroquia castrense en la historia de España, manteniendo así además en la ciudad el poco vínculo militar que ya queda, la Castrense se enfrenta a un importante dilema. ¿Qué hacer como parroquia mientras duren las obras de rehabilitación? ¿Dónde y cómo desarrollar la actividad normal de cada grupo durante un período de obras que se prevé de año y medio de duración y que obligará a mantener cerrada la iglesia hasta su finalización?

La firme intención de la comunidad del Santo Ángel Custodio a este respecto es realizar un traslado completo de la parroquia a algún otro templo de la ciudad. Una especie de realojo parroquial en otro edificio, que permita a la Castrense seguir desarrollando su labor al completo aunque no sea en la plaza de Fragela. El objetivo es que se mantuvieran las misas diarias, los cultos de las hermandades, las catequesis, la atención de Cáritas y el resto de frentes de trabajo que tiene una parroquia en otro lugar. Por tanto, este traslado conjunto implicaría la presencia en el templo de acogida de las imágenes titulares de las tres cofradías radicadas allí (Expiración, Desamparados y Santo Ángel). "Estar en otro sitio no es lo mismo que estar en casa, pero al menos así lograríamos mantener lo máximo posible la actividad diaria que actualmente realiza la parroquia", explica el responsable de la Castrense, César Sarmiento.

Esta idea que plantea la Castrense se encuentra con un problema añadido, y es que en la mayoría de parroquias existen otros templos dentro de su feligresía (demarcación que abarca el área de influencia de una parroquia) que podrían facilitar ese traslado temporal. Pero ocurre que en la feligresía encomendada a esta parroquia sólo existe, precisamente, el templo del Santo Ángel, descartándose esta posibilidad.

Por tanto, ese realojo temporal en otra iglesia de la ciudad está en manos del Obispado, que es el que debe tomar una decisión al respecto. "Es que un traslado así afecta a otra parroquia y eso hay que coordinarlo", explica al respecto el párroco.

La primera opción, por tanto, a la que está a la espera esta parroquia del casco histórico es que el Obispado le encomiende un nuevo templo de la ciudad al que se pueda trasladar la parroquia al completo, para seguir desarrollando la actividad diaria aunque sea en otro emplazamiento físico. El plan B, si no pudiera lograrse esto, pasaría por dividir los diferentes grupos parroquiales y continuar cada uno en un nuevo punto temporal. Y la otra opción posible pasaría por suspender la parroquia y su actividad al completo durante el año y medio o el tiempo final que duren las obras de rehabilitación de la iglesia de Fragela. Un extremo éste que ni la parroquia castrense "ni el obispo" lo contemplan.

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