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In Memoriam Luis Gonzalo González

Obituario

José Almenara (izquierda) y Luis Gonzalo durante un acto del Ateneo de Cádiz.
José Almenara Barrios
- Presidente del Ateneo de Cádiz

28 de julio 2022 - 12:34

El Ateneo Literario, Artístico y Científico de Cádiz está de luto. Ha muerto nuestro vicepresidente Luis Gonzalo González. Luis era un hombre talentoso, bueno y generoso, siempre responsable con las metas fijadas.

El ganadero y poeta de la generación del veintisiete Fernando Villalón, que tenía el utópico empeño de criar toros con los ojos azules, dejó dicho que “el mundo se divide en dos partes, Cádiz y Sevilla”. Para Luis, sin embargo, el mundo se dividía en otras dos, Cádiz y Jerez. Ambas ciudades le aportaron dos formas diferentes y complementarias de entender la vida. Era, como acertadamente lo definiera José Joaquín León, un gaditano de Jerez. Luis era hijo adoptivo de Cádiz desde 2015.

Comienza su formación en Jerez en el colegio La Salle y, más tarde, cursaría el Bachillerato en el colegio del Pilar. Su formación artística la inició en la Escuela de Artes y Oficios de Jerez. De Jerez a Sevilla donde compaginó los estudios de Magisterio con los de Bellas Artes. En la Facultad de Bellas Artes sería fundamental el encuentro con su maestro el profesor Amalio García del Moral. Este dirigió su tesis doctoral sobre la obra del pintor Paul Klee, cuyo estilo transitó entre el surrealismo, el expresionismo y la abstracción. Siguió profundizando en la obra del pintor alemán en la Fundación Paul Klee de Berna. Esto le hace entender que la actividad artística debe estar al servicio de la sociedad. Una función social del arte que desde sus inicios trató de ligar a una función salutífera, con investigaciones en arte-terapia en niños autistas o con síndrome de Asperger. Se entregó a una actividad creativa puesta al servicio de la terapéutica donde anhelaba una rehabilitación creativa del ser humano en sus diferentes facetas de la vida.

Se trasladó a Roma y Florencia, allí se impregnó de los valores del Renacimiento. Todo despertó su curiosidad. Y desde ese momento con todo se compromete: poesía, pintura, diseño o medicina. Completaría su formación diplomándose en Arquitectura de Interiores en Barcelona. En 1972 llegaría a Cádiz, ocupando a lo largo de cinco años la cátedra interina de dibujo en la Escuela Normal de Magisterio. En 1975 se casa en Sevilla con la también jerezana María Teresa García Negrotto. De ese matrimonio nacen sus dos hijas, María Teresa y Belén.

Obtiene plaza de catedrático numerario de Bachillerato. A partir de ese momento lo vemos ya en la Escuela de Arte de Cádiz, donde fue catedrático de Dibujo. Gran dinamizador, llegará a ser su director desde el año 2003 hasta el 2012. Su inquietud pedagógica y su hiperactividad fueron determinantes para conseguir el traslado de la Escuela a la actual Casa de las Artes, donde se jubilaría. Paralelamente desarrolló una actividad docente intensa en el Departamento de Ingeniería Mecánica y de Diseño Industrial de la Escuela Superior de Ingeniería de nuestra Universidad. Su compromiso fue tal que colaboró en la creación del grado de Ingeniería de Diseño Industrial. En la actualidad era profesor colaborador honorario de la Escuela Superior de Ingeniería.

En el año 2012, defendió su segunda tesis doctoral. Esta vez en la Facultad de Medicina de Cádiz; un ensayo sobre la anatomía humana desde la plástica. Entroncando con el concepto que, en sus estudios sobre los movimientos del torero, el recordado doctor Venancio González llamaría “la estética anatómica”.

Su obra artística, donde destaca el color y esa interpretación personal de las formas y las líneas, está repartida en numerosas instituciones y museos. En nuestra provincia destacan las 150 obras que posee la antigua Caja de Ahorros de Jerez, una colección única de trabajos, de 140 centímetros de lado, en sedas naturales pigmentadas según las propias investigaciones en estos materiales y basados en su tratado Tapiz. Expresión Gráfica en la Ingeniería, editado por la Universidad de Cádiz en 2001. Basado en las mismas técnicas es el mural que ocupa el salón de plenos del excelentísimo Ayuntamiento de Jerez.

El Ayuntamiento jerezano también posee en serigrafía mixta de 100 obras, numeradas y firmadas, sobre tauromaquia. Trabajo que se inspira en los bocetos de Luis que ocupan la sala Goya de la Biblioteca Nacional de Madrid, que motivaron una exposición conjunta junto a las Tauromaquias de Goya y Picasso. La Real Academia de San Dionisio posee 60 obras, entre dibujos y otras técnicas, donadas en diferentes conferencias. La Facultad de Medicina de Cádiz posee 350 dibujos y otras técnicas cuya temática principal es la anatomía humana. Tal ha sido la profusión de obras donadas, más de seiscientas, que la Universidad de Cádiz ha procedido a su catalogación y digitalización.

Trabajó en equipo sobre pigmentaciones naturales obtenidas en el Bajo Guadalquivir, Guadalete y la Sierra gaditana. Exploró nuevas industrias para la Bahía de Cádiz dentro del diseño o la ingeniería textil, con aportaciones en cerámica, barro refractario, hormigón o pizarra. Una de sus últimas obras fue El Cristo del Vino donde utilizó técnicas de su segunda patente sobre la aplicación de los vinos del marco de Jerez en las artes plásticas, fundiendo el vino con la piedra para conseguir nuevas tonalidades.

Desarrolló una labor ingente en todas las academias Real Academia de Bellas Artes de Cádiz y de Sevilla, Real Academia de San Dionisio de Jerez, Academia de Vizanglio en Italia y Real Academia de Medicina de Cádiz) o ateneos (Cádiz, Jerez y Madrid) a los que perteneció.

Luis fue pilar fundamental de nuestro Ateneo. Comprometido con la gestión, en la actualidad era vicepresidente, con el trabajo diario, elaboraba todos los diplomas que entregábamos en los diferentes premios o las portadas de nuestra Revista Cultural, creando premios desde su Fundación o, con esa generosidad distintiva e inmensa, donando a nuestros fondos obras meritorias que salían de su taller. En 2009 fue elegido Gaditano del Año por su compromiso siempre activo con el Ateneo. También fue galardonado en 2019 con la máxima distinción de nuestra institución, el Drago de Oro.

En Luis se fundían el artista, la vocación humanista y precursora y la generosidad para entregar su obra a la sociedad. Siempre unido a una proverbial elegancia y a una inmensa bondad. Pero sobre todo Luis era pintor; acertadamente Bernardo Palomo nos lo aclara: “Siempre hemos dicho que este artista es capaz de llevar cualquier mínima situación a las más altas circunstancias artísticas, encontrándonos con muchas situaciones que, en todas ellas, se adivina una realidad plástica en todo momento envuelta en una magia que la hace única, personal e intransferible; una obra llena de carácter, belleza plástica y emocionante energía.” Añadiría otro aserto de su amigo Pedro Payán: “Lo que hace Luis Gonzalo es pintar las palabras”.

Me gustaría terminar con palabras del propio Luis sobre su forma de entender el arte: “Todo puede ser... Líneas, curvas vibrantes que señalan los espacios en consonancia con la frescura del ritmo compositivo y la llanura de un papel en blanco. Ponerse a diseñar, expresar la imagen preconcebida de la mente, ampliar horizontes, atravesar la próxima línea en lo creativo, es llegar a dichos espacios llenos de movimientos entre dedos avisadores de tormentas y manchas acuareladas.”

Se nos fue este poeta de los lienzos, pero su obra y su recuerdo siempre perdurarán entre nosotros. Descanse en paz. Desde el Ateneo, nuestro recuerdo y nuestras condolencias a su familia. Nos ponemos a su servicio para seguir trabajando en el legado que nos dejó.

Gracias, Luis, por tantas cosas.

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