El Ayuntamiento en ‘Pause’
Desde antes del inicio de la campaña electoral se mantiene en San Juan de Dios una llamativa parálisis, tanto por parte del equipo de gobierno como de los grupos de la oposición
La vida en el Ayuntamiento parece que hubiera quedado congelada desde que comenzara la campaña electoral. La paralización obligada los veinte días antes de las elecciones, las semanas posteriores a aquel 26 de mayo para organizar el nuevo gobierno, y el desembarco de las caras nuevas no ha supuesto, hasta el momento, que el barco municipal haya retomado el rumbo. Y son ya más de seis meses de parálisis.
Un dato: el último pleno ordinario del Ayuntamiento se remonta al mes de marzo. Desde entonces se han celebrado algunos, un par de ellos, de carácter extraordinario para aprobar cuestiones muy puntuales; el pleno de investidura y el de organización, poco más. Pero los asuntos ordinarios no se abordan en el Salón de Plenos desde marzo, ya que el nuevo equipo de gobierno decidió no convocar pleno en julio (“por falta de tiempo”, trasladaron entonces) y la Corporación entera tiene un acuerdo no escrito de no convocar pleno en agosto, por aquello de las vacaciones (pese a que los concejales se hayan incorporado como tales a mediados de junio). No será hasta el último viernes de septiembre, día 27, cuando el Pleno retome la normalidad, seis meses después.
Esta realidad es un claro síntoma de la inacción en la que está sumida la actividad política en la ciudad. Como si el resultado electoral hubiera provocado una tranquilidad absoluta a un equipo de gobierno que ha rozado la mayoría absoluta y que se ha garantizado la tranquilidad del próximo cuatrienio gracias al acuerdo con el PSOE de Mara Rodríguez, y como si la oposición siguiera noqueada desde la noche del 26 de mayo en el que los dos grandes partidos se pegaron un mayúsculo batacazo y en el que el tercero salvó los muebles con tres inexpertos concejales de los que sólo se ha visto en este tiempo algo de acción en uno de ellos (Carmen Fidalgo, que ha tenido un par de actuaciones).
Precisamente, la aparente falta de empuje del gobierno de la ciudad se acompaña también de una aparente nula presencia de la oposición en el día a día del Ayuntamiento. Ninguno de los grupos está demostrando en este inicio de mandato una voluntad de marcar un ritmo a la política municipal o demandar actuaciones o decisiones por parte de Adelante Cádiz.
Todo ello se ejemplifica en la prácticamente nula aparición de los portavoces de los grupos municipales, y también del alcalde, prácticamente desaparecido ante los medios (salvo por sus declaraciones y valoraciones en las redes sociales) desde la victoria electoral.
Mucho trabajo pendiente
Frente a la parsimonia con la que anda el reloj de San Juan de Dios desde hace ya medio año, la ciudad está pendiente de actuaciones y necesitada de proyectos que lo que menos necesitan, precisamente, es falta de agilidad. Posiblemente lo más urgente en la actualidad sea la adjudicación de un nuevo contrato de limpieza viaria, que llamativamente está pendiente de que el Pleno vuelva a dar luz verde al expediente y al proceso de licitación después de que el pasado mes julio (hace ya dos meses) el Tribunal de Contratación diera un portazo al primer proceso iniciado.
De cierta urgencia es también tener un servicio de autobuses urbanos adaptado a la ciudad actual y que sirva de solución a los problemas de aparcamiento que está provocando la implantación del carril bici y otras decisiones municipales. Años de retraso acumula este contrato que pese a los reiterados anuncios del equipo de gobierno sigue a la espera de salir a tramitación.
La Edusi puede ser otro gran pilar pendiente de un decidido impulso, después de más de dos años desde su consecución. Las barriadas de extramuros están muy pendientes y necesitadas de esa lluvia de millones que a modo de financiación y de inversiones mejorará el día a día de los vecinos y servirá para dinamizar y potenciar esas zonas.
Al margen de la Edusi, sigue prácticamente a cero la casilla de inversiones del Ayuntamiento, pese a que el presupuesto en vigor sí contemplaba partidas económicas para el desarrollo de la ciudad. Y esto se une a otros anuncios lanzados en su día el Consistorio sobre determinadas decisiones que a día de hoy siguen sin materializarse, como si el proceso hasta conseguirlo fuera excesivamente lento; es el caso de la eliminación de las Antorchas de la Libertad (en las plazas de Sevilla y de la Hispanidad) o la expropiación de los jardines del Obispado.
El arranque definitivo de todas las concejalías creadas para este mandato 2019–2023, la conformación y puesta en marcha de todas las empresas y organismos autónomos y la reactivación de las mesas de trabajo, comisiones y otro tipo de foros de reunión entre los concejales y otros agentes de la ciudad es otra de las cuestiones necesarias en una ciudad que no puede permitirse esta tranquilidad que se respira en los pasillos de la Casa Consistorial.
La celebración del pleno cuando a septiembre apenas le falten tres días debe ser la última oportunidad para que el Ayuntamiento se reactive. Las pilas deben estar más que cargadas, después de este paréntesis de más de medio año; y Cádiz no puede seguir esperando que alguien llegue y cambie el botón del Pause por el botón del Play en este mando de la política municipal.
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