Las Antorchas de la Libertad, levantadas por el gobierno municipal del PP con motivo del Bicentenario de la Constitución de 1812, han estado rodeadas de polémica y mofa ciudadana desde que se inauguraron.

Ambas moles, de once metros de altura cada una y con un diseño que ha logrado casi la unanimidad a la hora de criticarlo, se ubicaron en espacios urbanos muy importantes en la trama urbana del casco histórico: la plaza de la Hispanidad y, sobre todo, la plaza de Sevilla.

También se busca un uso más ciudadano para la pérgola de Santa Bárbara

Al rechazo a la estética de ambos monumentos se le unió pronto su coste: 605.641 euros, a los que en mayo de 2017 hubo que añadir otros 366.000 euros tras una sentencia judicial contraria al Ayuntamiento por ocupación de un suelo propiedad de la antigua Capitanía Marítima. Es decir, un millón de euros gastados en su día por el Ayuntamiento de Cádiz.

Ahora, ya con la coalición de Podemos-Ganemos al frente de la capital, el gobierno de José María González está buscando alternativas para sustituir a ambos monumentos, mejorando así la estética de ambas plazas.

"Cádiz está despertando de su letargo, un letargo inducido por veinte años de gobierno del Partido Popular y cuyo mayor emblema físico son los que popularmente se conocen como mamotretos. Cádiz está en un proceso en el que se ve así mismo proyectada en el mundo. Cádiz ve como cada vez recibe más turismo, cada vez emitimos más cultura. Y frente a ello, estos mamotretos son la antítesis de lo que Cádiz quiere contarle al mundo", afirma a este periódico el alcalde gaditano.

El gobierno local está así en un proceso de "repensar qué se puede hacer con los espacios actualmente ocupados" por ambos monumentos, una vez se desmantelen de su actual ubicación y se trasladen a otro punto de la ciudad o se guarden en dependencias municipales. Sí se tiene claro que lo que se instale en el espacio que quede libre en la plaza de Sevilla "debe convertirse en una puerta de entrada, preciosista, moderna, que dé la bienvenida a las miles de personas que nos visitan por tierra y por mar".

Tiene claro González que "los mamotretos son la metáfora hiriente de un antiguo gobierno que estaba desconectado de la ciudadanía", lamentando especialmente el coste, un millón de euros, que supuso su construcción para la ciudad. "Esta inversión para un Ayuntamiento cuyos servicios básicos a la ciudadanía había sido abandonados, era un insulto a la ética y moral más básica".

No hay fecha para el desmantelamiento de estos dos polémicos monumentos, pues dependerá de lo que se ponga en su lugar. En todo caso, el actual gobierno tiene claro que no supondrán "ni de lejos" la inversión que en su día se destinaron a las dos Antorchas.

Otra de las operaciones urbanísticas de la última etapa del gobierno del PP que provocó gran polémica ciudadana fue la construcción de una pérgola entre el parque Genovés y el paseo de Santa Bárbara, con un coste de 1,5 millones de euros, financiados por la Unión Europea. La obra, deficientemente construida y que mantiene sus locales vacíos y en mal estado, ha sido igualmente muy criticada por numerosos colectivos ciudadanos.

Para el alcalde esta construcción "es un auténtico adefesio estético. Es un no lugar, es una barrera que le ha quitado las vistas oceánicas más impresionantes de Cádiz al jardín más bonito de la ciudad, el parque Genovés".

En este caso, aunque se quiera no se podrá actuar como va a pasar con las Antorchas de la Libertad, tanto por el desproporcionado coste que significaría desmantelar esta inmensa pérgola como por la imagen que se daría ante la Unión Europea, que financió la obra y que se supone prefiere gastar los fondos de sus socios en obras que perduren en el tiempo.

Asume en todo caso el alcalde que "aquí, como en tantas otras nos toca al actual gobierno de la ciudad gestionar los desastres del PP y buscar la decencia para la ciudad. Y que nadie lo dude: estamos en ello".

"Estamos buscando denodadamente alternativas de uso para la pérgola que dialoguen con tres elementos centrales: el parque Genovés, al que ha limitado; el Teatro Pemán y el océano, que lo desborda. Tenemos claro que nuestro objetivo es lograr que este lugar tan esencial esté habilitado por una ciudadanía emergente y participativa", concluye José María González.