Diario Cofrade

El Lunes Santo choca de bruces con la lluvia en San Fernando

  • El sueño de una Semana Santa de nuevo en la calle se desvanece en una jornada de vértigo, prórrogas e irremediables suspensiones que mantuvo a las cofradías en vilo hasta las nueve de la noche

El paso de Jesús de Medinaceli, rodeado de gente dentro del templo, tras suspenderse la salida procesional.

El paso de Jesús de Medinaceli, rodeado de gente dentro del templo, tras suspenderse la salida procesional. / Juan Antonio Sánchez Bernal (San Fernando)

Mazazo de realidad. El sueño que en la tarde del Domingo de Ramos supuso el reencuentro con las cofradías en la calle tras dos años de ausencia a causa de la pandemia se desvaneció en apenas unas horas a medida que la jornada del Lunes Santo iba tomando forma y los peores pronósticos se iban cumpliendo.

La Isla se chocó de bruces –primero– con la incertidumbre de los partes meteorológicos y luego, a la tarde, con la amenaza certera de la lluvia, que se hizo presente pasadas las cinco, justo cuando los hermanos de la cofradía de los Afligidos –la primera que tendría que echarse a la calle en esta segunda jornada de la Semana Santa isleña– empezaban a llegar a la parroquia del Santo Cristo para formar el cortejo.

Poco después de las seis, la junta de gobierno anunció a los hermanos la insólita decisión de aplazar su salida procesional una hora –hasta las siete– a la espera de una posible mejoría de la tarde o, al menos, de una tregua que diera un posible margen de unas horas para permitirles realizar su salida procesional. Incluso se empezó a hablar entonces de un retraso generalizado de la jornada del Lunes, que se fue fraguando entre las tres cofradías con la mediación del Consejo

Después de dos años sin Semana Santa quedó bien clara la decisión de las cofradías de agotar todas las opciones posibles antes de suspender la salida, lo que en condiciones normales –si nunca hubiese existido la pandemia y si las hermandades no se hubieran visto obligadas a prescindir por dos años consecutivos sus cultos externos– no habría suscitado ninguna duda en esta cofradía con el agua cayendo justo a la hora de la salida.

Un hermano de Afligidos se dirige hacia su casa de vuelta tras suspenderse la salida procesional. Un hermano de Afligidos se dirige hacia su casa de vuelta tras suspenderse la salida procesional.

Un hermano de Afligidos se dirige hacia su casa de vuelta tras suspenderse la salida procesional. / Juan Antonio Sánchez Bernal (San Fernando)

Pero, irremediablemente, la irrupción de la lluvia empujó a vivir un Lunes Santo excepcional, de vértigo, de nervios, prórrogas y largas esperas que estuvo marcado por decisiones inauditas.   

Los hermanos de Afligidos, en el interior de la parroquia del Cristo, aguardaron esa primera hora de espera de prórroga rezando el rosario mientras las restantes cofradías de la jornada hacían lo mismo y optaban también por mantenerse a la expectativa. 

Pero la lluvia, aunque intermitente, no cesó a lo largo de la tarde; así que pasadas las siete de la tarde –y tras consultar de nuevo los partes del tiempo actualizados– la junta de gobierno se volvió a reunir para tomar ya la única decisión que parecía posible: la de suspender la salida procesional.

Así lo informó el hermano mayor, Andrés Galán, a los hermanos que aguardaban en el interior del templo, donde rezaron un vía crucis antes de proceder a la apertura de las puertas del templo en un Lunes Santo marcado por la lluvia que malograba ya la Semana Santa del reencuentro y de la reconquista en la calle. 

Y casi a la vez que Afligidos suspendía su salida, las hermandades de Ecce Homo y de Medinaceli pactaron con el Consejo otra hora más de prórroga –hasta las 21.00– confiando en una tregua que les permitieran salir a la calle.

Ambas cofradías, además, comunicaron su decisión de recortar sus recorridos procesionales, lo que confirmaba su firme intención de echarse a la calle. Pero la suerte no estuvo de su parte. La lluvia no cesó y la esperada tregua para la noche que apuntaban algunos partes no llegaba. De hecho, a las nueve, a la hora en la que las dos cofradías habían acordado poner sus respectivas cruces de guía en la calle seguía lloviendo.

Así que en una decisión casi simultánea las dos hermandades optaron finalmente por renunciar a toda posibilidad de efectuar su salida procesional y decidieron suspender. Desde luego, no puede decirse que no intentaran salvar el Lunes Santo.

En la Pastora se vivieron momentos muy emotivos cuando la cuadrilla de cargadores movió los pasos de los titulares del Ecce Homo para situarlos uno al lado del otro y abrir las puertas de la iglesia. Muchos hermanos fueron incapaces de reprimir las lágrimas.

Y en la Iglesia Mayor también se abrieron las puertas tras la suspensión de la salida procesional de Medinaceli para que los isleños pudieran acudir a ver a los titulares en sus respectivos pasos procesionales. La cola de fieles que se formó a las puertas del templo no dejó de sorprender.

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