A los hermanos de Medinaceli les tocó también lidiar con un día de lo más complicado. Y se resistieron con todas sus fuerzas a dar por perdida la jornada del Lunes Santo. Pero esta vez la suerte no estaba de su lado.

Al igual que hiciera la cofradía del Ecce Homo, en el interior de la Iglesia Mayor también se optó por esperar hasta dos horas antes de tomar la decisión de suspender la salida procesional confiando en una posible mejoría del tiempo que lamentablemente no llegó a la hora prevista. 

Así que hasta las nueve mantuvieron viva la ilusión de echarse a la calle después de dos años de obligado paréntesis a causa de la pandemia. Incluso, al igual que hiciera también Ecce Homo, anunciaron un recorrido mucho más corto para evitar exponerse demasiado a la amenaza de precipitaciones. 

Sin embargo, cumplido el tiempo de la prórroga pactada, la lluvia persistía y nada hacía presagiar que fuera a amainar, así que no hubo otra opción que quedarse dentro del templo. 

Las puertas de la Iglesia Mayor se abrieron para que los isleños pudieran contemplar a los titulares de la hermandad sobre sus pasos procesionales. Y, a pesar de la lluvia y de lo avanzado ya de la jornada, resultó sorprendente la larga cola de fieles que se formó a las puertas del templo para poder entrar. 

En el interior de la iglesia, como era de esperar, se vivieron momentos de lo más emotivos. Al Cautivo y a la Virgen de la Trinidad ni siquiera le faltaron saetas en este frustrado Lunes Santo, la jornada con mejor fama de La Isla cuyo esplendor -otra vez- se quedó en casa.  

Medinaceli suspende su salida en San Fernando