Educación

Docencia al aire libre en San Fernando: A la calle con la clase

  • En el IES Isla de León se ha creado un grupo de trabajo que apuesta por las bondades de la docencia al aire libre, sobre todo en plena pandemia

Alumnos del IES Isla de León, en una de las clases al aire libre celebradas en los jardines exteriores del Castillo de San Romualdo.

Alumnos del IES Isla de León, en una de las clases al aire libre celebradas en los jardines exteriores del Castillo de San Romualdo. / IES Isla de León (San Fernando)

La pandemia tuvo la culpa. Así empezó todo. Y si no hubiese sido por el dichoso virus, la iniciativa no se habría puesto en marcha. A principios de curso, las obligadas restricciones dentro de las aulas hicieron que un grupo de profesores del IES Isla de León se planteara empezar a impartir las clases fuera del centro para dar oxígeno a sus alumnos y escapar de esas limitaciones que enfrían los ánimos y ayudan poco al aprendizaje, aunque solo fuera por una hora. Y funcionó.

Que conste que no es una idea nueva en esto de la enseñanza, ni mucho menos. De hecho, en la última entrada de su blog se recuerda intencionadamente a Aristóteles y la escuela peripatética en el famoso cuadro renacentista de Rafael. Así que ya ven... Más vieja no puede ser la historia. Tampoco es el único centro que en la era Covid ha redescubierto que el patio no solo sirve para la media hora del recreo. Pero en el IES Isla de León hay que reconocer que la apuesta por la docencia ha calado de una manera especial.

El centro ha creado un grupo de trabajo integrado por ahora por ocho profesores que se encarga de coordinar estas clases al aire libre, que llegan incluso a lugares como el Castillo de San Romualdo, la plaza Sánchez de la Campa o la de la Galicia. Siempre, claro, en un entorno cercano al instituto porque el tiempo apremia. Dan algunas clases de Lengua y Literatura, Matemáticas, Geografía e Historia y EPVA (Educación Plástica, Visual y Audiovisual) a grupos de Secundaria.

"Si hacemos un cómputo global calculo que llevaremos unas 150 horas desde principios de curso", explica Jesús Moreno, que es el profesor que coordina el grupo de trabajo.

Al principio –admite– había cierto temor a que los alumnos "se perdieran" con las salidas al exterior. Pero pronto se demostró que no solo no ocurría sino que el cambio de entorno favorecía incluso el aprendizaje.

"Hay beneficios anímicos, se nota una mejor predisposición de los alumnos", explica también Sofía Rivero, otra de las docentes que participa en esta iniciativa.

Las restricciones y la movilidad controlada que existe dentro del centro a causa de la pandemia pesan mucho en las jornadas lectivas, así que interrumpir esas horas que los alumnos se llevan sentados en una silla y mirando a la pizarra se agradece. Se sale a la calle "y las mentes se abren".

La otra gran ventaja que reporta la docencia al aire libre es la de poder aplicar en clase "todo lo que nos rodea", advierten. Se puede, por ejemplo, explicar geometría mirando una fachada, cómo funcionan los anuncios publicitarios o el impresionismo con tan solo echar un vistazo a lo que uno tiene alrededor.

En la ola de frío que tanta polémica desató pasadas las fiestas navideñas porque colegios e institutos tenían que dar clases con las ventanas abiertas, alumnos y profesores salían a la calle y se ponían donde daba el sol. "No pasábamos frío", apunta Jesús Moreno.

Aunque la modalidad sincrónica que se ha empezado a desarrollar en el centro y que permite a los alumnos seguir las clases desde su casa –hasta ahora los cursos superiores de Secundaria eran semipresenciales por la pandemia, iban días alternos– plantea también un problema a la hora de salir. "Hemos estado utilizando nuestros móviles para hacer directos, incluso algunos alumnos han colaborado con los suyos, aunque harían falta medios", apunta Sofía Rivero.

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