Los asesinados del Campo de Hockey de Camposoto
Los estudios arrojan más información sobre los dos individuos enterrados en una de las tumbas monumentales de la necrópolis neolítica
"Inicialmente enterraron al individuo I en conexión anatómica. Pasado un tiempo, la tumba se reabrió para enterrar al individuo II y para hacerle sitio removieron los huesos del primero, excepto los pies y parte inferior de las piernas. Así que depositaron al individuo II en conexión anatómica y los huesos que habían retirado los volcaron sobre el segundo". Eduardo Vijande, profesor del departamento de Historia, Geografía y Filosofía de la Universidad de Cádiz (UCA), describe algunos de los detalles que arrojó la tumba más monumental de la necrópolis del poblado neolítico de Camposoto, de cuyas excavaciones fue director en 2008. Ahora el estudio antropológico confirma que son posiblemente los cuerpos de dos personas asesinadas hace 6.200 años.
En marzo de 2017, en una conferencia para la Academia de San Romualdo, Vijande ofrecía datos sobre las singularidades del poblado prehistórico que apareció durante las obras de construcción del Campo de Hockey Pablo Negre. Entre ellas advertía de que frente a la atención que había despertado el hallazgo de dos cuerpos abrazados en una misma tumba -que recibieron el nombre de Los enamorados y que de hecho se exponen en el Museo Municipal de San Fernando-, el enterramiento principal de la necrópolis excavada guardaba "unos de los asesinatos más antiguos de la Península si no contamos el de Atapuerca de 400.000 años".
Dos adultos descansaban en esa tumba monumental que contaba con los mejores ajuares, explicaba entonces. Ahora algunos de esos detalles vuelven a estar de relieve con la publicación en la revista Internacional Journal of Paleopathology del estudio Possible interpersonal violence in the Neolithic Necropolis of Campo de Hockey (San Fernando, Cádiz, Spain). "La presencia de elementos exóticos como ámbar o un hacha de sillimanita (materias primas de lejana procedencia) nos indican la relevancia de los individuos inhumados en esa tumba", expone en un comunicado de Universidad de Cádiz (UCA) que hace referencia a las palabras del que fue director de los trabajos arqueológicos.
El estudio antropológico ha sido realizado por el Laboratorio de Antropología de la Universidad de Granada, que han documentado las lesiones que ambos individuos presentan en sus cráneos. El primero, del que se sabe que era un adulto de entre 25 y 35 años, tiene una fractura frontal. El segundo, de entre 40 y 50 años, presenta dos lesiones en el hueso parietal. "Un primer impacto causó una fractura larga y afilada que se extiende perpendicular a la sutura sagital. Un segundo golpe, más contundente que el anterior, causó una depresión de la mesa exterior y originó múltiples fracturas lineales radiantes que se extienden desde el punto de impacto", explica la investigadora Lydia P. Sánchez-Barba.
Las conclusiones de los análisis es que ambos cráneos presentan lesiones "que pueden haber contribuido a la muerte de los individuos", puesto que no tienen signos de reacción ósea sugestiva de curación. La depresión de la mesa exterior y el color uniforme del borde de la lesión abundan en la idea de que las lesiones fueron perimortem, poco antes o después de la muerte.
Sin embargo, los dos individuos no presentan este tipo de fracturas en la parte posterior del cráneo, lo que significa que no fueron producidas por una caída, que podría haber dejado señales en otras partes del cuerpo. Por eso, en ambos casos -fractura por encima de la línea del sombrero en el individuo I y fracturas múltiples en el cráneo del individuo II- se estima que corresponden con un hecho intencional, que "compatibles con lesiones por violencia interpersonal". Son los únicos individuos inhumados que presentan estas heridas perimortem.
Lydia P. Sánchez-Barba Muñoz, Eduardo Vijande Vila, Ángel Rubio Salvador, Inmaculada Alemán Aguilera, Marta Díaz-Zorita Bonilla, Adolfo Moreno Márquez, Salvador Domínguez-Bella, José Ramos Muñoz y Miguel C. Botella López firman el estudio publicado en la revista International Journal of Paleopathology.
No todas las tumbas se excavaron
Hasta un 59 tumbas se excavaron en la necrópolis neolítica de Camposoto, con el resultado de 73 individuos hallados. Un total de 49 fosas eran individuales, algo "especial", según ha reconocido en más de una ocasión el director de las excavaciones, el profesor Eduardo Vijande, porque lo normal eran las tumbas colectivas con restos de 70, 80, 90 personas. Hasta diez fueron enterramientos dobles y solo en una aparecieron restos de cuatro personas. Los cálculos son que las obras del campo de hockey que se hacían en la superficie ya habían destrozado otros 40 enterramientos cuando se comprobó la existencia de estos restos arqueológicos y se ordenó parar los trabajos. Las excavaciones que se iniciaron entonces no llegaron a extenderse por todo el solar, con más de 30 tumbas que no se llegaron a tocar.
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