Sirviendo a la sociedad

Yo, será por razones de edad, prefiero lo que funciona y el Ateneo funcionaba perfectamente

He recibido la carta de despedida de Ignacio Moreno Aparicio, que ha sido presidente durante 18 años del Ateneo Literario, Artístico y Científico de Cádiz y que considera "llegado el momento de su descanso" y "dar paso a otras personas". Los amantes de las novedades, verán bien su decisión, pero yo -será por razones de edad- prefiero lo que funciona y el Ateneo funcionaba perfectamente, con un número de actividades, iniciativas y conferencias, que difícilmente superaran otros ateneos de España, con más miembros y mayores posibilidades. Claro es que esto se debía en gran medida a la actividad incansable de su presidente. Supongo que el vicepresidente, ascendido a presidente, José Almenara, por el tiempo que a Ignacio le restaba de su mandato, debe estar, además de agradecido, horrorizado por la tarea que le espera, si quiere igualar al menos, la tarea de su predecesor. Casi siempre los presidentes que ocupan muchos años el cargo, son criticados, cuando no objeto de chanzas y burlas, a cargo del gracioso que esté de turno y se olvida que esas personas son pilares y constructores de la sociedad civil, sin la cual ninguna democracia puede funcionar. No excluyo que la presidencia de una entidad suponga una satisfacción para el ego de su titular, pero, los disgustos y quebrantos son muchos y siempre menos que las satisfacciones y al no estar retribuidos, como es el caso de los políticos, aquellos no entran en el sueldo. El Ateneo de Cádiz, que se fundó en junio de 1858, solo lo superan en antigüedad el de Madrid y tiene gran prestigio entre sus iguales, como demuestra que en 2017, fue invitado por el Comité Nobel de la Academia sueca para proponer un candidato al premio Nobel de Literatura. Los ateneístas gaditanos nos sentimos orgullosos de nuestros ilustres predecesores, como fueron Adolfo de Castro, Cayetano del Toro, Rafael de la Viesca y José María Pemán. En esta nómina de gaditanos hay que incluir ya a Ignacio Moreno. Ahora, por lo visto, no se lleva lo de los hijos predilectos e hijos adoptivos, distinciones que otorgaban los ayuntamientos de la ciudad. Esta sería una distinción adecuada, para premiar los trabajos del presidente que ha dimitido y serviría, además, para que los ciudadanos se vean estimulados para dedicar su tiempo a estas instituciones cívicas. Propuso nuestro alcalde actual la creación de la oficina de la ciudadanía de Cádiz, con objeto de fomentar la vida asociativa. No se ha vuelto a saber de esta iniciativa. Lo de "ciudadano ejemplar", sería una distinción adecuada para Ignacio y a falta de concesión oficial, estoy seguro que muchos gaditanos se la otorgarían y, por supuesto, yo entre ellos.

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