Una ciudad es un mundo si amamos a uno de sus habitantes. Javier Ruibal y José Luis Galloso recibieron sendos reconocimientos de la ciudad en la que nacieron. Llevaron, donde fuesen, el nombre de El Puerto. Los portuenses les otorgamos el nombramiento de hijo predilecto y la medalla de oro de la ciudad.

Javier y Luis pasaron a formar parte de la nómina de mis amigos hace algún tiempo. Tuve la suerte de conocer y tratar a estas dos personas, que me atrevo a calificar de románticos con el convencimiento de estar en lo cierto.

Tal y como está el patio, qué difícil es encontrar a personas que siguen soñando. Más complicado aún dar con esos seres sentimentales, generosos y soñadores a la vez. Románticos en suma. Les delata la pasión y el sentimiento

Cada uno en su mundo, siempre batallaron en ese circuito cerrado de intereses. ¡Y saben que descubrí en ellos!, que eran tímidos ante lo extraño y desconocido. Intolerables y agrios ante la injusticia. Tristes ante la desconfianza. Agradecidos ante el trabajo bien hecho.

En uno de los trances con Galloso, palpé la soledad que conlleva el ser buena persona y la falsa adulación de aquellos que necesitan añadir a su tarjeta de presentación apellidos circunstanciales que solo tienen que ver con el lugar que ocupan en cada momento.

De Ruibal, de ese rapsoda de la Grecia antigua, adiviné su andar. Siempre en busca de un color nuevo, una expresión nueva, una proposición diferente.

Mirando a Javier, recuerdo aquella infancia en La Puntilla, donde la familia Calero y la mía compartíamos espacio sobre la arena, entre casetas de rayas. Bajo los toldos, ahí en la arena de la playa, donde -a decir de Javier- todos nos conocíamos y donde se podía ser feliz con una arropía o un polo de limón.

En este mundo tan convulso, los portuenses, debemos amar en lo cercano, a través de la amistad y la armonía.

Los que me conocen bien -y no aquellos que dicen conocerme- saben que no suelo ser diplomático, que digo lo que pienso. Por eso y porque en la cercanía de Javier y Luis he aprendido tantas cosas, mi humilde homenaje y mi agradecimiento a estos dos últimos románticos. Enhorabuena amigos.

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