Cambio de sentido

A los universitarios de Columbia

Parar esta locura no es antisemitismo, sino viento a favor de lo que nos quede de Humanidad y humanidad

Estudiantes de la Universidad de Columbia, privilegiados muchachos y muchachas gringas que acudís a las aulas para forjaros como clase puntera de la gran potencia mundial, que tenéis a mano (regaladas) todas las papeletas para la indolencia, yo os saludo y os doy las gracias. Por alzar alto la protesta contra Israel que, en su particular talión de setenta veces siete, desde el horrible atentado de Hamas en octubre, ha matado a hambre y fuego a más de 34.600 personas en Gaza, tantas de ellas niños, y les ha reventado los hospitales y la mayor parte de sus viviendas. ¿Qué conflicto desde la Segunda Guerra Mundial ha causado tal nivel de destrucción en tan breve tiempo? Gracias por señalar el fariseísmo de vuestro país y de Europa, que otorga epítetos bien distintos a Putin y Netanyahu, mandatarios igualados en la terribleza de su espada. Por rebelaros ante el poder que con una mano redacta condenas de boca chica y con la otra arrima armas y dólares a quien así masacra. Por volvernos a recordar que las universidades que solo son lo que el status quo quiere que sean (la barbarie del especialismo) y no la cuna del pensamiento crítico, no merecen llevar la universalidad en su nombre. Estudiantes de la Universidad de Columbia, Yale, Nueva York… gracias, porque desde este espacio en un periódico andaluz o desde nuestras calles pareciera que no alcanza la voz.

Irán a por vosotros, armados de falacias. Habrá que explicar muchas veces que parar esta locura no es antisemitismo, sino viento a favor de lo que nos vaya quedando de Humanidad y humanidad. Que la existencia de dos Estados es lo menos que puede hacerse; a la Historia Contemporánea, que está ahí para quien no escupa sobre ella, me remito. Habrá que explicar a los vejestorios (da igual la edad, la cerrazón es una actitud) que esto no es nostalgia de las viejas protestas sino presente absoluto y renovada fuerza crítica. Aunque sí habrá que evocar los tiempos en que protestar en un campus tenía algo de acogerse a lo sagrado: la policía sofocando las protestas en la universidad no les está quedando muy polite. Sed, por favor, anticuada e inteligentemente pacíficos, pues vuestras armas son más potentes que los puños. Estudiantes de Columbia University, voces críticas del gran animal varado y dormido en su sueño americano, gracias por sacudiros la indolencia, gracias por el ejemplo en pleno año electoral. Que lo que pueda venir sea peor no legitima en modo alguno lo que estamos viviendo.

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