Por lo que he podido en ver en noticias y publicaciones en redes sociales, este año el Ayuntamiento de El Puerto le ha otorgado a la Festividad de nuestra Patrona una importancia especial. Más allá del engalanamiento de las calles, que ha sido más cuidado, se ha notado cariño y dedicación, con actos paralelos como la presentación de un cartel anunciador con una calidad artística a la altura.

Aun así, la Patrona no necesita guirnaldas. Siempre lucirá espléndida un 8 de septiembre, independientemente del color de las siglas que gobiernen. Pero sí que existe una sociedad civil creyente y practicante que también merece atención. Igual que se contribuye a otras iniciativas de entidades locales, ¿acaso los creyentes no merecen también cierto espacio?

No me gusta recurrir a este argumento, pero no debemos olvidar que las festividades religiosas atraen visitantes a la ciudad. La celebración de los actos patronales supone alargar el verano para hosteleros y comerciantes del centro. Es innegable que una ciudad con un exorno excepcional atrae público de localidades vecinas.

Sobre este tema, el portavoz del grupo socialista afirmó, en su propio Instagram, que se había engalanado la ciudad con el dinero de otras actividades que se habían dejado de hacer. Las acciones que mencionaba eran las hogueras de San Juan, que sí que se celebró en Valdelagrana, o una carrera popular, de las muchas que se organizan. Me cuesta entender que tiene que ver una cosa con la otra. Los políticos deberían aprender que hay temas que tocan la sensibilidad de las personas, con los que mejor no hacer demagogia y no utilizarlos en la lucha partidista.

Además, se le olvidó mencionar al concejal verdaderos fiascos en los que él mismo decidió invertir, como la paellada en la Plaza de la Herrería. Un evento al que casi no acudió público y que provocó quejas de los vecinos por el sonido ensordecedor de un DJ a las 4 de la tarde. El coste de engalanar la ciudad por lo visto ha sido irrisorio, gracias en parte a la inversión de tiempo libre de muchas personas, tanto políticos como ciudadanos, que arriman el hombro en beneficio de la ciudad.

Aun afirmando sin tapujos que una hoguera es mayor prioridad que engrandecer la festividad de la Patrona, el concejal no dudó en publicar la foto con su vara en la procesión. En este aspecto siempre admiraré la decisión de los concejales de IU que, fieles a sus principios, declinan amablemente participar como representantes públicos, lo que no quita para que acudan a título privado. La coherencia, sin duda, la mayor cualidad de un político.

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