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Música

Ariel Brínguez en Cádiz: "Hay una parte de Cuba que es un susurro, para escucharla tienes que acercarte"

El músico cubano Ariel Brínguez.

El músico cubano Ariel Brínguez.

Ariel Brínguez (Santa Clara, Cuba, 1982) conversa como compone y compone como es. Tremendamente libre, abierto a la escucha, a compartir, a generar conocimiento y sensaciones, el saxofonista hace de su pasión, la música, una herramienta de vida y con ella anda jugueteando e inventando; explorando y profundizando; para explicarse y conectar con las cuatro latitudes a través del jazz y la música de improvisación. No en vano, al artista se le acumulan los premios (galardones de calado en su país, Grammys americanos y latinos...) y los proyectos en los que participar y crear, entre ellos, esta Nostalgia cubana con la que este jueves 6 de julio llega a Cádiz, la ciudad, si acaso, que más reminiscencias guarda con la capital de su país. "Es asombroso lo de Cádiz, asombroso...", confiesa Brínguez, eslabón de un linaje musical que se remonta a hace más de un siglo, que igual este jueves andará por el Aulario la Bomba (Edificio Constitución 1812) dentro de los conciertos gratuitos de los 73 Cursos de Verano de la UCA, que en un par de días pondrá el broche de oro a una de las citas más relevantes de la escena de nuestro país, el Festival de Jazz de Vitoria. "Y en todos los lugares, sea para tres o para tres mil personas, andaremos formando el lío", ríe.

-No es su primera vez en Cádiz, así que puede decirme si usted nota la conexión con La Habana o no es para tanto...

-Quisiera encontrar las palabras adecuadas para expresar lo plenamente conectado que me he sentido con Cuba estando tocando allí en Cádiz. Es muy curiosa la sensación de andar por vuestras calles y pensar, ¡estoy en La Habana! Y he viajado por muchas partes del planeta, a sitios como Puerto Rico, por ejemplo, que también son bastantes similares a Cuba, pero lo que he sentido en Cádiz fue asombroso. Se nota que La Habana fue hecha con Cádiz en el corazón.

-Pues entonces, traer aquí 'Nostalgia cubana' tiene que ser un poquito más especial

-Sí, totalmente. Este proyecto está diseñado con ese afán de tocar a Cuba en la distancia, entonces, por el clima, por la idiosincrasia, por la cercanía, me hace especial ilusión tocar este proyecto en Cádiz, y más cuando en Cuba todavía no se ha tocado. Además, tiene una particularidad y es que soy muy afortunado porque vengo dándole continuidad con los mismos músicos, que es algo difícil hoy día cuando los músicos andamos en muchas cosas a la vez. Así que llegar a un sitio que para mí es una reminiscencia de donde yo vengo y ofrecerles esto con un grupo de músicos comprometidos con lo que se toca pues me parece que va a ser súper especial. Va a ser muy interesante compartirlo para ver qué feedback recibimos, que es lo más importante.

-Escucharemos música cubana de los años 40 y 50 pero pasada por sus maneras y por el tamiz del jazz contemporáneo. ¿Es así o cuál es el alma del proyecto?

-Los artistas andamos todos de una forma u otra, o al menos los que nos tomamos esto en serio, intentando mostrarnos a través de la música. Entonces, Nostalgia cubana tiene mucho de mi esencia como ser humano y como creador y refleja el objetivo que ahora ando buscando que es el de mostrar a Cuba de una forma intimista. Es cierto que hay una Cuba súper extrovertida, súper brillante, que está llena de colores, toda vital, pero es que hay otro lado de Cuba que tiene otras características. Yo siempre digo que hay una parte de Cuba que es un susurro, para escucharla tienes que acercarte, como una cosa bien íntima... Y yo tengo bastante de esa esencia en mi personalidad, me crié entre boleros y danzones en una familia súper musical, así que para mí es mostrar de dónde soy, de dónde vengo, y qué me identifica y, en cierto modo, mostrar algo que no se comparte tanto, no suena tanto la música de Cuba desde ese lugar... Además, también me interesaba ese carácter de la música cubana de los 40 y 50 pues es un música que dejó de ser cubana para convertirse en música del mundo. Me interesaba muchísimo, porque me interesa conectar con gente de muchas latitudes, porque la música tiene eso como riqueza y yo quiero sacarle partido. Así que intento sincronizar todas estas cosas que, además, me son naturales, no es nada prefabricado. Está diseñado pero también ha surgido en ese proceso de observarse a uno mismo, de querer compartir lo que es uno mismo de una forma más sincera. Y contentísimo porque está yendo súper bien.

-Y nada mejor que transitar por el camino de la música improvisada para reunir todos esos sentires

-El jazz tiene una peculiaridad, una cosa muy potente, y es que nos sintoniza también con la vida. Es como esta conversación, yo puedo tener un guion preconcebido de lo que quiero decir pero si uno está dispuesto a compartir, la propia conversación nos va a llevar a un sitio o a otro. Con el jazz, como tiene la improvisación como materia prima, pues ocurre lo mismo. Hay una estructura preconcebida, pero el sitio, la gente, el estado de ánimo de los músicos... Todo incide en lo que va a ocurrir. Y cuando yo me di cuenta de esas posibilidades del jazz como esencia, porque yo no soy un purista del jazz, me entregué sin más. Afortunadamente, Cuba es bastante abierta a la música, yo tengo una formación clásica pero me he ido interesando y cultivando en cualquier música del mundo, no me gusta poner muchas etiquetas pero es que el jazz me seduce un montón porque tiene esa cosa de estar en presente, es como una fotografía. Lo que va a ocurrir en Cádiz, por ejemplo, será un documento de un momento particular, único y que no ser repetirá. Eso me seduce muchísimo, ser coherente a lo que voy sintiendo, a lo que pide el momento.

-En esas tesituras que hablamos también se mueve el flamenco en el que, por cierto, colaboran muchos músicos cubanos como usted mismo

-Hay una identificación muy potente. Ya se ha probado muchas veces que cuando se mezclan músicos cubanos con flamenco siempre salen cosas bellísimas que tienen una gran capacidad de conexión. Yo he sido muy afortunado y he estado mucho tiempo con Joaquín Cortés, con Niña Pastori, también cerca de Farruquito y Farru, he podido estar haciendo unos arreglos para un disco de Estrella Morente... Me siento un privilegiado por todo ello, hay un montón de similitudes, de puntos de conexión, con los flamencos. Nosotros en Cuba cultivamos el fuego como elemento, como punto emocional, y en el flamenco lo encuentras en todo momento.

El saxofonista Ariel Brínguez. El saxofonista Ariel Brínguez.

El saxofonista Ariel Brínguez.

-¿Cómo se enamoró usted de su instrumento y de la música que hace ahora?

-Como te decía yo vengo de una familia, de un linaje, musical que coge desde finales del XIX o quizás antes. Hay una escuela muy conocida en la zona oriental de Cuba que lleva el nombre de mi tatarabuelo, que se llamaba José María Ochoa. A su vez, su nieto, mi abuelo, fue un gran saxofonista y director de orquesta muy conocido en la zona central de Cuba. Mi padre era marino mercante pero tocaba muy bien el piano, la guitarra... Vengo de una familia musical que canta y se expresa artísticamente sin prejuicios. Yo me crié en ese contexto, ahí empieza esta pasión y luego empiezas a indagar, a rodearte de gente que lo cultivaba de una forma muy, pero que muy, comprometida y luego te das cuenta que el instrumento y la música en sí como herramienta de vida es súper potente porque tienes que estar en un trabajo constante de evolución como ser humano porque la música que te sale viene a reflejar cómo eres directamente. Te estás escuchando, te estás mirando todo el tiempo, y tenemos ese afán de superación, entonces de momento puedes ver que eres tremendo arrogante o tremendo egoísta y la música que sale de dentro te lo está diciendo así que, si tienes ese nivel de conciencia, tienes que ver qué haces para trascender esas cosas. Me encanta la música como herramienta de vida, que me permite ese punto de contemplación, de meditación de uno mismo, de autosuperación. La música te permite un crecimiento integral y eso me interesa muchísimo, más allá incluso del mero entretenimiento, porque se trata de compartir con la gente. Es un pedazo de regalo dedicarte abiertamente a lo que amas porque te encuentras muchas personas que están dedicando la vida, la energía y la atención a una cosa que no les apasiona por eso luego se marchitan, se siente inconformes con la realidad y hay un grado de insatisfacción enorme con todas las cosas que deriva en situaciones de toda índole. En mi caso estoy distante a eso porque ando tocando y compartiendo mi sensibilidad, cultivándola, sabiendo que mientras más comprenda de mí, de la vida, de los demás, pues mejor lo voy a poder trasladar a mi música. Eso es un regalo.

-Un regalo pero entiendo que adquirir cierto nivel de compromiso con la música tampoco es un camino de rosas

-Cierto pero cuando verdaderamente te sientes como una herramienta del amor, que directamente a través de lo que tú haces, estás cultivando el amor, pues los obstáculos no tienen tanta importancia. Yo me di cuenta que cuando más aprendemos los humanos es cuando nos estamos divirtiendo. Así que yo me lo paso bien y cuando las cosas se vuelven complicadas me las tomo como un reto conmigo mismo. Tú sabes, Cuba, estudiar en mi tiempo, bueno hoy creo que todavía es peor... Estudiar con escasez de buenos instrumentos, con maestros que venían y se iban, en condiciones un poco difíciles... Pero como hay tal amor y tal regocijo, y tal júbilo en expandirse con la música, pues todo eso pasaba a un segundo o tercer plano. Es que si te digo otra cosa estaría metiendo una novela... No es mi caso, yo he estudiado un montón pero es porque amo eso y me capta la atención. La intuición, que muchas veces está en desuso, nos dice a qué vinimos aquí, a la vida. Y yo creo que vine a compartir música, lo seguí y todo salió bien.

-No sé cuantó tiempo lleva en España. ¿Qué vino a buscar y qué encontró?, porque no siempre es lo mismo...

-Yo estudié en la Universidad en Cuba, en la Universidad de las Artes de La Habana, y conocí a una chica de Alicante y nos enamoramos. Me vine aquí con ella, nos casamos, luego nos separamos y después conocí a otra mujer que es una pedazo de cantante enorme, que se llama Ángela Cervantes, con la que tengo dos niños y estoy por aquí súper feliz. Llevo 15 años en España, me siento súper a gusto. España me ha abierto los brazos, no me he sentido extranjero ni extraño en ningún momento. Me encantan esos sitios tan cosmopolitas como Madrid donde te encuentras músicos de diferentes partes del mundo e interactúas con ellos.

-Además de Cádiz, tiene una fecha muy bonita en un par de días. El cierre del Festival de Jazz de Vitoria. ¿Cómo asume esa cita en su calendario?

-Es un pedazo de festival, con un cartelazo súper potente de todo el mundo y eso supone un estímulo, un aliciente, leña para el fuego que me brota en el pecho y una oportunidad más para compartir este sentimiento que andamos cultivando y hacerlo con toda la entrega y ver qué sucede. Pero yo intento no ponerme demasiadas expectativas porque lo que yo ando buscando tiene que ver más con la gente, con la vida, con una cosa que va más allá. Así que donde me den la oportunidad, yo voy a darle con todo el corazón y vamos a ver qué pasa. Que no es que me dé igual el sitio, de hecho, doy gracias a la vida por darme la oportunidad de tocar en un festival tan importante, pero no estoy mirando si es un sitio u otro sino que yo voy para allá, donde sea, a formar mi lío sean tres o tres mil los que escuchan, a pasarlo súper bien, y a ser sincero, y a mover la energía para el sitio bueno.

-Y los premios, ¿qué significan? El Grammy por ejemplo...

-Pues es verdad que ando recibiendo desde hace algún tiempo algunos premios como en Cuba en el Festival JoJazz, que en su día, gané el primer premio de Interpretación y después en Composición, y eso tiene una connotación súper relevante en todo el país; gané Cuba Disco con Ópera Prima; después estos Grammy americanos con Chucho (Valdés); luego con Alejandro Sanz; un Grammy Latino con (Iván) Melón, he participado en varias nominaciones y cosas... Eso indiscutiblemente es un pedazo de estímulo al trabajo que estamos haciendo pero lo que pasa que verdaderamente no hago música para el Grammy o para el premio que sea, yo hago música para la vida, y no quiero sonar romántico todo el tiempo o que paso de todo, pero es que es así. Yo lo agradezco un montón, y es verdad que repercute porque hay gente que mira la vida a través de los premios con lo que eso te abre puertas y ventanas en ciertos sitios, te dan cobertura, y lo entiendo porque hemos creado el sistema desde ese ángulo... Pero en lo personal, no puedo estar pensando en hacer música, en componer un proyecto, para ver si me dan un Grammy o un no sé qué.

-¿En qué anda trabajando?

-Pues hace un par de meses hemos estrenado un proyecto nuevo que se llama Latidos, que fue un encargo del Festival de Arte Sacro de Madrid, y ha sido súper bonito porque el tema era abierto. Otras veces, a raíz de esto, he tenido proyectos como Renacimiento, que es música del renacimiento español pero llevado a un contexto actual de jazz, pero en esta ocasión Pepe Mompeán me dio apertura para hacer el tema que yo quisiera y le hice un proyecto a lo más relevante que he vivido en los últimos tiempos que es el nacimiento de mis hijos. Latidos porque para mí el primer contacto con ellos fue sentir su latido, fue el primer punto de contacto con esa nueva experiencia y, además, muy seguida, porque mis hijos tienen 3 y 4 años. Estar en ambos partos de mi compañera y ver ese punto de dualidad, de lo más salvaje que he vivido con lo más sublime, ver la fragilidad de la vida en sí, el regalo que se presenta el estar aquí... Todo eso cristaliza en un proyecto alrededor de las canciones que rodearon el proceso del nacimiento de mis hijos, algunas nanas y canciones y melodías que le veníamos cantando ambos desde que estaban en la barriga... Tomé esos tomé, los orquesté y los presenté aquí en el Teatro Real de San Lorenzo del Escorial y, en segunda ocasión, en los Teatros del Canal de Madrid y fue un éxito también. También tengo un dúo con el gran pianista cubano Ivan Melón, Alma en Cuba, como si fuera música de concierto de Cuba, pues ambos tenemos formación clásica; tengo el proyecto Jazz about Bach, que es música de Bach pero llevada al contexto del jazz; tengo un trío que es de música electrónica que se llama Sandunguismo ilustrado... Es que soy bastante inquieto y ando en muchas cosas... Compartiendo todo lo que se puede.

  

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