Plante de los pueblos de Málaga en la junta del Parque de Grazalema

Hubo debate, pero no acuerdos. La junta rectora del Parque Natural de Grazalema no pudo ayer adoptar posicionamiento alguno sobre la propuesta de la Junta de Andalucía de cambiar o no el nombre de este espacio natural protegido ante el desplante de los cinco municipios malagueños, que abandonaron la sesión.

La expectación que ha generado este debate de seguir o cambiar esta denominación de Parque Natural de la Sierra de Grazalema, una marca que lleva 30 años en vigor, precisamente a instancias del malestar que han expresado los pueblos de la parte malagueña, se desinfló nada más iniciarse la sesión cuando sus representantes se levantaron ante la ausencia en la misma del delegado territorial de Medio Ambiente de la Junta en Málaga, Javier Carnero. "Nos vamos en protesta por la discriminación que sentimos con la delegación malagueña, que no nos representa", dijeron.

Por tanto, el presidente de este órgano de participación ciudadana y alcalde de Villaluenga, Alfonso Moscoso, junto con el delegado territorial de Medio Ambiente en Cádiz, Federico Fernández, artífice de abrir este diálogo con los 14 pueblos que conforman este espacio protegido, decidió abrir un turno de opiniones sobre el tema pero sin tomar ninguna decisión hasta que no se sienten en la mesa los pueblos malagueños. Este parque lo conforman los municipios gaditanos de Algodonales, El Bosque, Zahara de la Sierra, Ubrique, El Gastor, Grazalema, Benaocaz, Villaluenga del Rosario y Prado del Rey. Por la parte de Málaga están Benaoján, Cortes de la Frontera, Jimera de Líbar, Montejaque y Ronda.

Sobre la mesa se expuso el "enquistamiento" latente entre la parte malagueña y la gaditana por las inversiones que reciben una parte y la otra, además de las fricciones y limitaciones con las que se encuentran los colectivos y vecinos que viven dentro del parque. Por ejemplo, los empresarios se quejaron de la "falta de visión en conjunto" que había al principio de la fundación del parque y que con el tiempo se ha "provincializado". No hubo muchas pronunciaciones sobre la idoneidad de un hipotético cambio de nombre del parque por parte de los pueblos gaditanos afectados, pese a que más de uno ha expresado su malestar por su vinculación del nombre al pueblo de Grazalema. El representante de Zahara de la Sierra recordó que el "referente de Grazalema está consolidado", pero puso el acento en la necesidad de acercar este territorio a sus propios vecinos, que ven un exceso de burocracia para cualquier trámite.

Un aspecto con el que coincidió abiertamente la alcaldesa de Grazalema, María José Lara (PSOE), quien expresó que pese a que el parque lleva el nombre del pueblo "siempre hemos defendido este espacio desde una visión global, no particular". Lara reconoció que en este espacio "hay una serie de amenazas y no es el nombre". "Creo que los vecinos no se sienten identificados. Quieren un acercamiento mayor y más real de Medio Ambiente a colectivos como cazadores, ganaderos, empresarios", apostilló la regidora grazalemeña. Según ella, los habitantes del Parque Natural se enfrentan a limitaciones que los alejan. "No se puede esperar meses para recibir autorización para poner o reparar un vallado porque la gente no lo entiende", afirmó.

Por último, el delegado territorial de Medio Ambiente en Cádiz, Federico Fernández, reconoció que en el fondo del cambio o no de la denominación del parque está el "articular fórmulas para que los ciudadanos vean cerca la administración del Parque". Así, reiteró su prioridad de crear un grupo de trabajo para analizar las ventajas o no del cambio de nombre de este escenario natural y sobre todo, "analizar la insatisfacción que perciben los habitantes" del mismo.

Así las cosas, la junta rectora del Parque retomará esta controvertida propuesta en una nueva reunión en la que sí estén presentes los representantes de los cinco pueblos malagueños que, cabe destacar, tienen el denominador común de que ninguno tiene un alcalde socialista.