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Narcos hasta debajo del mar

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La captura de un narcosubmarino cargado con 3.000 kilos de cocaína en Pontevedra pone en alerta al Estado de cara a combatir esta vía en Cádiz

En esta imagen se ve el narcosubmarino que apareció varado en la ría de Vigo en agosto de 2006. / Gustavo Rivas / La Voz De Galicia

En los años 80, cuando la administración Reagan se hartó de que los colombianos les llenaran las calles de cocaína y les declaró la guerra, Pablo Escobar decidió dar una vuelta de tuerca más y, supuestamente, le compró al ejército de su país un submarino de once metros de eslora con el que transportaba la droga desde aguas del Caribe hasta Miami. El artefacto, que a la postre fue hallado por militares en un río en mitad de la selva, era tripulado por tres personas y realizaba trayectos cortos para finalizar el alijo de operaciones iniciadas por cargueros.

El apresamiento en la costa de Pontevedra del primer narcosubmarino interceptado en Europa ha puesto sobre alerta a los cuerpos de seguridad del Estado y ha recordado a algunos de sus miembros más veteranos en esto de la lucha contra el narcotráfico que sus temores eran fundados. El submarino en cuestión cargaba 3.000 kilos de cocaína, según han relatado fuentes de la investigación, que han apuntado que fue fabricado en Guyana, tiene 22 metros de eslora y procedía de Colombia. Dos de sus tripulantes, ecuatorianos, ya han sido detenidos, mientras que un tercero está en busca y captura.

Hasta la fecha no se tiene constancia de la utilización de submarinos para introducir droga por Cádiz, aunque la posibilidad de que los grandes cárteles den un paso más siempre ha estado presente.

José Manuel Caamaño, ex comisario de Policía y hombre que vivió en primera persona la lucha contra el narcotráfico en Galicia o Colombia, sabe mucho del asunto. De hecho, el mismísimo Pablo Escobar le ofreció ser su asesor durante un periodo en que Caamaño se infiltró en el clan de los Charlines. “Yo no he visto nunca un submarino con droga por la zona de Cádiz, pero sí que Escobar tenía uno. Me gustaría ver cómo es el que han pillado en Galicia para hacerme una idea”, comentaba Caamaño a este medio.

José Manuel Caamaño | Ex comisario de Policía

"Pablo Escobar llegó a comprar un submarino para llevar su cocaína hasta Miami”

Mientras que el Campo de Gibraltar ha ido acumulando titulares, en Galicia los herederos de los antiguos señores del contrabando de tabaco, que con los años dieron el salto a la fariña, no han abandonado repentinamente el negocio. Los investigadores consideran que, muy al contrario, han aprovechado este silencio y el giro de todos los focos hacia el sur de la península para intensificar y renovar contactos con el narco colombiano. De hecho creen que el submarino probablemente trabajaba indistintamente con dos de los grupos más fuertes de narcos que actualmente siguen funcionando en Galicia, y que haría dos viajes al año trayendo a España más de 6.000 kilos de cocaína de gran pureza.

Solo el coste del submarino debe rondar los 2,5 millones de euros, una inversión que no parece del otro mundo teniendo en cuenta la fortuna en que se valoran toneladas de cocaína de máxima pureza.

Caamaño ha sido comisario jefe de operaciones en Cádiz y se retiró en Ceuta el pasado verano. Nacido en Tánger en 1954, desde siempre ha tenido un gran conocimiento del mundo del narcotráfico que ha plasmado en libros como ‘Bebedores de té’ (Editorial Círculo Rojo). “A veces, durante la Guerra Fría, había submarinos rusos que atravesaban el Estrecho de Gibraltar y arrancaban cables de Telefónica. En ocasiones les acompañaban mercantes para intentar despistar, porque toda esa zona está muy controlada con radares y sonar submarinos, pero yo no he visto este tipo de sumergibles de fabricación casera. Además de venir hasta aguas españolas lo harían remolcados por otros barcos”.

Según apunta El País, no es la primera vez que un submarino aparece en Galicia. En agosto de 2006, “un narcosubmarino de fabricación casera apareció abandonado en medio de la ría de Vigo cargado de combustible y con el motor en marcha. Posteriormente, las autoridades judiciales impusieron penas de dos años de cárcel para cada uno de los seis procesados, al considerarlo una tentativa de introducir cocaína en Galicia con ese método”. Sin embargo, nunca hasta ahora se había conseguido incautar droga en el interior de uno de estos sumergibles.

Caamaño recuerda uno de sus episodios en tierras gallegas. “El clan de los Charlines llegó a comprar un barco de la Armada en una subasta en Gran Bretaña. Le quitaron los cañones y los radares y lo rebautizaron como ‘Duanas’. Lo dejaron pintado de gris, así que durante nuestra búsqueda de barcos sospechosos lo pasamos por alto pensando que era de los nuestros. Hasta que me fijé que este supuesto barco militar no llevaba ningún armamento. Lo habían comprado para meter droga a gran escala. Así se las gastaban”, comenta.

Caamaño tuvo un papel crucial para que Pablo Escobar no eligiera a los marroquíes para introducir por Cádiz su cocaína en Europa y se decantara por los gallegos. Ahora piensa que hay muchas ramificaciones de clanes sudamericanos asentados en países como Mauritania, Argelia y Marruecos. Algunos de sus informes, de hace 25 años, llegaron hasta la DEA, la agencia antidroga americana. “Ahora con las aprehensiones que se están realizando se están viendo estas conexiones con más detalles”, comenta.

Los clanes del hachís utilizan la vía aérea desde hace varios años

La droga no sólo entra en Europa a través del mar. Si en Galicia han descubierto un submarino con cocaína, en Cádiz hace ya muchos años que los narcos volvieron sus ojos hacia el cielo y empezaron a comprar o alquilar helicópteros y avionetas. Desde el año 2011 ya hay constancia de grupos dedicados al narcotráfico aéreo. Algunas bandas han caído después de sufrir accidentes aparatosos, como uno que tuvo lugar en la Sierra de Ronda y que acabó con la vida de un vecino de Espera que iba de copiloto junto a un albanokosovar.

La droga suele ser recogida en Tánger y Larache por aeronaves que parten de España de noche para evitar ser detectadas y que carecen de planes de vuelo. Se guían por las luces de las cotas montañosas como el Peñón o la Sierra, uno de sus lugares preferidos para aterrizar junto a Medina o Trebujena.

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