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Elecciones municipales El Puerto

Doce abandonos en un mandato de vértigo

  • Casi la mitad del salón de plenos ha sido relevado desde el mes de junio de 2015, con bajas en un total de cuatro formaciones

  • El mayor número de dimisiones se ha producido en el grupo del PP, con un total de seis, seguido de Levantemos con tres bajas

Una imagen de la Corporación municipal que salió de las urnas en el mes de mayo de 2015. Doce de los concejales y concejalas no llegaron a terminar el mandato.

Una imagen de la Corporación municipal que salió de las urnas en el mes de mayo de 2015. Doce de los concejales y concejalas no llegaron a terminar el mandato. / Andrés Mora

Cuando en el mes de junio de 2015 asistimos al acto de investidura de la nueva Corporación municipal de El Puerto de Santa María, en el teatro municipal Pedro Muñoz Seca, nadie pudo vaticinar que cuatro años después casi la mitad de los concejales que tomaron posesión aquel día de sus actas no iban a terminar el mandato.

En una legislatura movida como pocas han sido doce de 25 los concejales y concejalas que se han marchado a sus casas, por diferentes motivos, dejando paso a otros compañeros que han recogido el testigo.

Y es que este mandato, además de haber experimentado dos rupturas de pacto -primero con la expulsión de Levantemos y el salto por los aires del tripartito, y más recientemente con la marcha de Izquierda Unida- ha batido todos los récords de la historia democrática de la ciudad en cuanto a los abandonos de concejales.

Las primeras dimisiones no se hicieron esperar demasiado. De hecho, la primera se produjo apenas seis meses después de la toma de posesión del nuevo Ayuntamiento, y fue la de la concejala popular Mariola Tocino.

El argumento utilizado por Tocino para entregar su acta fue la necesidad de disponer de más tiempo para conciliar su vida laboral y su vida familiar, al tiempo que anunciaba su entrada en un nuevo proyecto empresarial que requería de su tiempo.

Menos de un año después, en el mes de octubre de 2016, le seguía los pasos su compañera de filas Marta Rodríguez, que también daba un paso atrás para trasladarse a vivir a Madrid, reivindicando también un mayor espacio para la conciliación de familia y proyectos profesionales.

Y es que además de los posibles planes que pudiera tener cada una, no hay que olvidar que ambas concejalas populares estuvieron antes en la Corporación pero en las filas del gobierno municipal, que para nada es lo mismo que estar en la fría oposición, donde los políticos la mayoría de las veces solo encuentran el lado ingrato de la noble causa del servicio público: mucho tiempo a disposición de las obligaciones del cargo y prácticamente ninguna recompensa.

2018 fue el año más negro, con un total de nueve abandonos por parte de concejales

Si seguimos avanzando cronológicamente a lo largo de esta movida legislatura municipal llegamos al mes de enero de 2018, un año que fue negro para la estabilidad de la Corporación. El concejal de Izquierda Unida Antonio Chacón dejó paso a su compañero José Luis Bueno y se marchó después de una larga baja que obligó al entonces portavoz municipal, Antonio Fernández, a emplearse a fondo atendiendo no solo sus propias concejalías, sino también las de su compañero ausente. Quizás este agotamiento arrastrado durante muchos meses le pasara factura y haya estado en el origen de su decisión de dar un paso atrás y no estar de nuevo el proyecto de IU de cara a las próximas elecciones.

Llegados a este punto, los meses de febrero y marzo de 2018 fueron un tsunami para el grupo municipal del Partido Popular, coincidiendo con los cambios acometidos en el seno de la formación. Y es que tras el relevo de Candón por parte de Germán Beardo las piezas fueron después cayendo como las del dominó, una detrás de otra, y tras la marcha de Candón llegaron, pocas semanas después y en bloque, las de otros tres ediles del PP: Gonzalo Ganaza, Consuelo Lorenzo y Alejandro Merello. En esta ocasión no hubo paños calientes y los ediles dejaron claro que se marchaban por no estar conformes con la falta de democracia interna en su partido y por el dedazo que colocó a Beardo al frente de la presidencia local de la formación.

Tras esta crisis las aguas en el PP se tranquilizaron, pero no fue el fin de las dimisiones ya que en los meses sucesivos se escalonaron las de otros cuatro concejales. La siguiente en dejar su acta fue María José Marín, de Levantemos El Puerto, por motivos laborales, en el mes de abril de 2018, mientras que apenas dos meses después, en junio de ese mismo año, dejaba su acta el concejal socialista Ángel Quintana. En este caso la explicación fue pública fue la concurrencia de motivos personales y familiares, si bien el edil había vivido serias tensiones como concejal de la Plaza de Toros, con una lucha a brazo partido con los anteriores concesionarias con incluso querellas de por medio.

Pero el año 2018 iba a seguir dando sorpresas, como fue la dimisión de Javier Botella en el mes de octubre. En este caso Botella no tuvo pelos en la lengua y achacó directamente su marcha a las desavenencias con sus compañeros de filas, de tal manera que a la postre ha terminado por montar su propio proyecto político, con el que se presenta a las elecciones del próximo 26 de mayo.

La última edil en dejar su acta fue en diciembre de 2018 Rocío Luque, también de Levantemos El Puerto, en este caso por haberse trasladado a otra ciudad, de manera que del grupo inicial de cuatro concejales de la agrupación de electores, únicamente su portavoz, José Antonio Oliva, ha estado los cuatro años del mandato al pie del cañón.

Ciudadanos es el único grupo sin bajas, con la permanencia también del edil no adscrito

Finalmente hay que hacer mención al único grupo que no ha presentado bajas entre sus filas, el de Ciudadanos, y eso a pesar de la mala relación que han mantenido sus dos integrantes, Silvia Gómez y Javier Cuvillo, prácticamente desde el comienzo de la legislatura.Por último, y contra todo pronóstico, hay que valorar el estoico esfuerzo desarrollado por el concejal no adscrito, Carlos Coronado, que sin el respaldo de un grupo municipal ha aguantado todo el mandato cumpliendo con su cometido como edil de la oposición.

No sabemos el resultado que saldrá de las urnas el próximo 26 de mayo pero por si sirve de algo, lanzamos un aviso a navegantes: la política municipal no debe ser un capricho ni un trampolín. Es algo muy serio y merece que quienes se comprometen con sus votantes tengan claro que se les ha elegido para mejorar la vida de sus vecinos, ya sea desde el gobierno o desde la oposición, cuyo papel también es importante, a pesar de los sinsabores.

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