El ridículo de Ais Reig tras dañar a los amarillos

Ya ha quedado certificado de manera oficial que el colegiado alicantino Saúl Ais Reig perjudicó de gravedad al Cádiz en el partido contra el Mirandés al expulsar de manera injusta a Gorka Santamaría en el minuto 35 al ver la segunda cartulina amarilla. El club, a través de su departamento jurídico, había presentado alegaciones en busca de la retirada de ambas amonestaciones que vio el ariete y el Comité de Competición de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), reunido en la mañana de ayer, anuló la segunda tarjeta que el árbitro enseñó al delantero. La primera, la más llamativa, al final es intocable porque está sujeta a interpretaciones y el criterio del árbitro está por encima de todo lo demás pese a su ensañamiento con la escuadra que visitó Anduva el pasado sábado.

Competición desautoriza y deja en evidencia a Ais Reig al dejar en nada la segunda. El alicantino supo disfrazar en el acta el motivo de la primera amarilla -reflejó que fue por perder tiempo cuando el jugador bebía agua mientras sus compañeros celebraban el golazo que había marcado Salvi y el juego estaba detenido- pero no dio con la tecla en la explicación de la segunda y ahí es cuando sus vergüenzas quedan al aire. Se inventó la segunda, la más importante porque en ese momento era consciente de que mandaba a vestuarios a un futbolista por una acción que no era merecedora de sanción. Y sólo tres minutos después de la primera. No supo ni explicarla en el acta. Como para fiarse de él en sucesivos partidos. Habrá que ver si el árbitro va a la nevera en las próximas jornada después de su grave metedura de pata.

Nunca debió haber echado al jugador y desde el minuto 35 el Cádiz se vio obligado a continuar el partido con diez futbolistas por culpa de una decisión equivocada del colegiado o al menos una redacción errónea del acta. Ni él consiguió explicar lo que había hecho sobre el terreno de juego. En su intento de humillar al Cádiz al final hace el ridículo. Eso sí, cercenó al conjunto amarillo y desquicio a la expedición cadista. Muchos se tuvieron que morder la lengua.

El resultado es inamovible y el encuentro no se puede reanudar desde ese fatídico minuto 35 en el que el equipo gaditano ganaba por un claro 0-2. Los tres puntos se los llevó el cuadro burgalés tras remontar a un rival en inferioridad numérica, pero al menos queda el consuelo menor de que el colegiado le birló al Cádiz la posibilidad de pelear en igualdad por la victoria. Al ser anulada a expulsión, Santamaría está disponible para el próximo partido de Liga contra el Getafe.

Competición señaló que la prueba videográfica aportada por la entidad cadista respecto a la segunda tarjeta acredita que Santamaría "no derriba ni impide el avance del jugador contrario, por lo que procede dejar sin efectos disciplinarios tal amonestación y la consiguiente expulsión". Con esta resolución, el Cádiz obtiene en los despachos la justicia que no aplicó el árbitro en Anduva, aunque nadie le podrá devolver a la situación de privilegio que tenía en el minuto 35.

El club también había alegado sobre la primera tarjeta, mostrada por Ais Reig al atacante vasco por perder tiempo, según explicó en el acta el responsable de dirigir el encuentro. El Cádiz aportó imágenes con las que pretendió demostrar que el futbolista no quería retrasar la puesta en juego del balón. Competición considera en ese caso que el club alegante se limita a realizar una interpretación de la conducta de su jugador, justificativa de su actuación, que no desvirtúa en modo alguno la apreciación del árbitro. Y el criterio que prevalece es el del colegiado por muy equivocado que esté. El Cádiz perdió el partido empujado por sus errores pero antes por el nefasto arbitraje de Ais Reig.