Cádiz CF

Cádiz CF: José Mari, la historia de un calvario

  • Seis meses de pesadilla del centrocampista roteño antes de volver a sentirse futbolista

José Mari, segundos antes de volver a jugar tras medio año lesionado.

José Mari, segundos antes de volver a jugar tras medio año lesionado. / CÁDIZ CF

El 4 de agosto de 2021 comenzó la enésima pesadilla del jugador del Cádiz CF José Mari. Una lesión que, al menos en apariencia, no daba muestras de ser grave acabó por convertirse en un calvario para el centrocampista, que ha estado seis meses alejado del fútbol oficial hasta que el otro día, contra el Getafe, recuperó sensaciones, alma deportiva y corazón como jugador. Fueron pocos minutos, pero suficientes para recoger de la gente, su gente, un poco de lo mucho que ha dado y aún va a dar vestido de amarillo. El gran capitán está de vuelta.

José Mari se 'rompió' en el Trofeo Carranza del 4 de agosto del año pasado -cita correspondiente a la edición de 2020- y su nombre dejó de estar en primera línea para desgracia de Álvaro Cervera, quien posiblemente fuera una de las personas que más echó en falta a su prolongación como entrenador en el césped. Cuando el centrocampista del Cádiz CF cayó lesionado, nunca se estableció claramente un plazo para su regreso. La realidad es que el curso de los acontecimientos, esa montaña rusa de mejores sensaciones estrellándose contra recaídas, elevaron el periodo a medio año; un disparate, una injusticia para un profesional que vive por y para el fútbol, y un fastidio mayúsculo para su equipo

Sin el 'buque insignia', el conjunto amarillo tuvo que aprender a convivir y competir con la misma entrega pero huérfano de la personalidad y el cadismo que da el embajador de Rota, el mejor relevo al inolvidable Zafra como nativo de esa hermosa localidad. José Mari sólo pudo ayudar desde afuera en esos largos 180 días, aunque ya los últimos formando parte de convocatorias. El pasado sábado ante el Getafe se destapó por fin para que el dorsal 6 viera de nuevo la luz; era el día de su regreso. Desde el calentamiento en la banda los aplausos le acompañaron en dosis del cariño que le tiene la gente. Le tocó aguantar la emoción y manejarla con cabeza fría a pesar de las pulsaciones.

Y es que cuando ingresó al campo ya con el brazalete de capitán en su brazo izquierdo, se detuvo el encuentro, la Liga, la pasión de un partido que expiraba, el fútbol en su mayor expresión... Era un regreso esperado y anhelado al margen de lo que pueda aportar vestido de corto, que nunca será poco de parte de un pedazo de profesional. En esos cinco minutos largos, el centrocampista del Cádiz CF disfrutó, peleó, sufrió, lloró sin derramar una lágrima, vio pasar por su cabeza la película de los seis últimos meses y miró a los ojos a sus compañeros, como siempre hizo en ese papel de analista y casi psicólogo. De ahí a que en la sala de prensa lanzara una clara advertencia: "Veo la cara de mis compañeros y puedo asegurar que este equipo está vivo, muy vivo. Que nadie nos dé por muerto".

Cuando el colegiado decretó el final del encuentro, José Mari apenas tuvo tiempo de sentirse realizado en el césped, pero él estuvo ahí como vieron cerca de 16.000 almas que le aplaudieron desde el cariño, el respeto y la esperanza; la esperanza de que guíe como capitán a una anhelada permanencia. Se desconoce qué papel le va a dar Sergio González dentro de un reto complejo y reservado para los mejores. José Mari es uno de esos elegidos porque lo ha demostrado a lo largo de seis años. Tiene cuerda para rato porque es un portento de cabeza, cuerpo y alma; ese es José Mari, el gran capitán del Cádiz CF.

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