La Zona de Bajas Emisiones nace en Cádiz sin aparcamientos disuasorios y con el autobús en crisis

La apuesta por la peatonalización debe ir apoyada por equipamientos y medios de transportes que eviten el uso del vehículo privado

Todos los detalles de las zonas de bajas emisiones en Cádiz: calles cerradas al tráfico, a quién afecta, posibles multas

Imagen del Centro de Control de Tráfico de Cádiz. / Jesús Marín

El Ayuntamiento de Cádiz está ultimando la puesta en marcha de la Zona de Bajas Emisiones casi ya fuera de tiempo, y con riesgo de ser sancionada por la administración central. Tiene como límite el próximo 31 de diciembre para aplicar límites de acceso a determinados vehículos tanto en el casco antiguo (salvo la ronda de circunvalación) como en el tramo del Paseo Marítimo ya semipeatonalizado.

El retraso de años que Cádiz, como buena parte de las ciudades del país implicadas en este plan impulsado desde la propia Unión Europea, acumula en su desarrollo no ha servido, sin embargo, para solventar en tiempo y forma otros déficit en la circulación urbana que se van a dejar notar cuando entre en funcionamiento las ZBE, especialmente la del casco antiguo.

La lógica indica que, si la creación de las zonas de bajas emisiones supone una clara apuesta por la mejora de la movilidad en contra del vehículo privado, hay que poner alternativas al ciudadano más allá de ir a pie hasta el casco.

Los expertos en movilidad urbana mencionan dos actuaciones esenciales: por una parte, contar con un buen servicio de autobuses urbanos que permita acceder a estas zonas restringidas con facilidad y agilidad; y por otra, contar con aparcamientos disuasorios en las cercanías de las zonas de bajas emisiones o, ubicándose a más distancia, contando con la cercanía de las líneas de autobuses.

Nada de ello se ofrece en la ciudad a pocos días de la entrada en vigor de las ZBE, a pesar de que la apuesta final del Ayuntamiento se ha visto mermada respecto al planeamiento inicial que en su día propuso el equipo de Martín Vila, cuando estaba al frente de la concejalía de Movilidad Urbana.

Por lo pronto, no se han habilitado nuevas zonas de estacionamiento. En un principio se contaba con el macroaparcamiento previsto en suelo portuario. Un proyecto de cerca de un millar de plazas que aún no tiene proyecto, aunque sí un candidato a construirlo, como se ha conocido esta semana tras resultar desierto el concurso que organizó para ello la Autoridad Portuario.

En todo caso, no es un proyecto que se pueda tener listo a corto plazo dada su envergadura. Se puede contar por meses, y algún año, el tiempo que debe pasar antes de contar con este estacionamiento. Por su parte, el Ayuntamiento tiene que aclarar qué quiere hacer, en materia de aparcamientos en la plaza de Sevilla.

Sí tiene claro, y está ya dando los primeros pasos para ejecutar esta obra, el subterráneo junto a la muralla de la Cuesta de las Calesas. Será también para cerca de un millar de plazas, en una obra que se plantea más complicada y larga ejecución que la prevista en el muelle.

Junto a ello, el Ayuntamiento tendrá que definir si en el solar de la avenida de Astilleros se utilizará para construir, en este caso en altura, otro estacionamiento público.

Aparcamientos en extramuros

Lo cierto es que, algo más alejado del casco antiguo, la ciudad ya cuenta con varios aparcamientos subterráneos que podrían aprovecharse mejor, siempre que se contase, como se ha dicho, con una red de autobuses más eficaz y que funcionase como lanzaderas.

Esta semana, también, el Ayuntamiento ha anunciado cómo va a funcionar el nuevo sistema de autobuses cuando esté en marcha. Hay que tener en cuenta que la administración local lleva casi una década liada con este concurso, desde que se planteó con el anterior gobierno municipal. Aún queda un proceso largo para cerrar la adjudicación y puesta del nuevo servicio.

Así que mientras que la ZBE ya está en marcha, el transporte urbano seguirá teniendo los problemas que viene sufriendo desde hace meses, debido a las incidencias de muchos de los vehículos que superan ya los veinte años de servicio. Además, se mantienen los tiempos de paso antiguos, que limitan la atracción de los usuarios por este medio de transportes antes de coger su coche particular.

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