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Cádiz

¿Hay crisis en el gobierno de Kichi?

  • La oposición asegura que hay divisiones y síntomas de agotamiento en los concejales de Adelante Cádiz

  • Varios obstáculos coinciden en los últimos días

Foto de familia del equipo de gobierno, sin Paco Cano

Foto de familia del equipo de gobierno, sin Paco Cano / M.F.

Trece meses de gobierno. Dos concejales que se han quedado en el camino por cuestiones relacionadas precisamente con ese gobierno. Críticas a la gestión que van en aumento, especialmente dirigidas al alcalde, José María González. Un pleno extraordinario para aprobar una de las medidas estrella que defiende Adelante Cádiz y que resultó un fracaso al tumbarse la propuesta. Una oposición que habla abiertamente de división, relaciones ásperas y falta de motivación de los concejales de Adelante Cádiz… ¿Está en crisis el gobierno de Kichi?

Dos son los elementos que desde la oposición se señalan como evidencias de que las cosas no andan bien por San Juan de Dios. El primero y más llamativo es el de la existencia de desavenencias, desacuerdos e incluso “relaciones ásperas” entre los concejales. Un problema que habría saltado a la luz con fuerza a raíz del anuncio de dimisión de David Navarro, uno de los hombres fuertes de Kichi en 2015 que venía jugando -o soportando- un papel muy secundario desde las elecciones de 2019.

Fuentes consultadas por este medio recuerdan cómo de cara a la elaboración de esa lista de Adelante Cádiz Navarro impuso ser el número dos o tres del equipo y finalmente tuvo que aceptar ser el número cinco. Todo ello en favor de otro edil, Martín Vila, que ya ganó a Navarro la partida en Izquierda Unida (cuando Vila se hizo con el liderazgo en unas elecciones a las que también concurría el concejal dimitido) y que en la recta final del anterior mandato le ‘robó’ a Navarro la presidencia de Emasa para darle un nuevo giro a la empresa municipal.

Efectivamente, con la celebración de las elecciones, la repetición en el gobierno (al filo de la mayoría absoluta, con trece concejales) y la nueva distribución de responsabilidades, David Navarro perdió buena parte del peso específico que había llevado los cuatro años anteriores. Fuera ya de la presidencia de Emasa (a cuyos consejos de administración ya no comparecía), perdió también Hacienda o Eléctrica de Cádiz; incluso siendo el concejal de Medio Ambiente, de donde depende la gestión de las playas, Navarro no solo no presidía la sociedad Cádiz 2000 (a la que se encomendó los servicios municipalizados de playas) sino que ni siquiera formaba parte de su consejo de administración, donde muchas veces se debaten cuestiones relacionadas con la gestión de las playas.

Todo ello explicaría esa falta de motivación política que el propio exconcejal trasladaba con el anuncio de su retirada. Pero más allá de la experiencia de un concejal en particular, las fuentes consultadas señalan a una división interna del equipo de gobierno que va mucho más allá y que es patente en la existencia de un grupo de mensajería de móvil particular que comparten aquellos concejales más de la cuerda de José María González (a saber, Ana Fernández, Demetrio Quirós, José Ramón Páez, Lorena Garrón y Monte Mures, además del jefe de gabinete de Alcaldía, la secretaria del grupo y uno de los asesores de Comunicación del Ayuntamiento). Un grupo de WhatsApp que ha venido funcionando al margen del propio equipo de gobierno y en el que incluso se tomarían decisiones que el resto de concejales desconoce. Toda una bomba que estaría dinamitando las relaciones en el seno del gobierno.

De estas tensiones entre concejales, ya sea a título particular como le ha ocurrido a Navarro o de manera generalizada como evidencia la existencia de esos dos grandes grupos (los anticapitalistas que van de la mano de Kichi, por un lado, y el equipo más próximo a Ganar Cádiz que acompaña a Martín Vila, por otro) llega ese segundo elemento que señala la oposición: la desmotivación. Falta de ilusión, pérdida de ganas, ausencia de motivación de un equipo donde las relaciones no son buenas y donde el alcalde habría elegido a un pequeño grupo con el que va de la mano, quedando el resto descolgado de la gestión más directa del Ayuntamiento.

Es por ello que la oposición ve con claridad la existencia de una crisis en el seno del gobierno municipal. Crisis que ven evidente en las actuaciones y anuncios en los que se viene volcando el alcalde y sus concejales, como los continuos cambios de nombre de vías importantes o equipamientos destacados de la ciudad (el Teatro Pemán, el estadio Carranza o la avenida Juan Carlos I en apenas diez días); y que preocupa por el recorrido que aún resta hasta unas elecciones a las que Kichi no prestará mucha atención si mantiene su compromiso de no volver a presentarse y para las que aún restan tres años. Un período que puede convertirse muy cuesta arriba para el gobierno de Kichi y para la gestión municipal en general.

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