Si el fútbol es la menos importante de las cosas importantes, probablemente la decoración navideña sea la reina de las insignificancias. Francamente, ¿quién puede perder el tiempo pensando qué hacemos con el espumillón? Por supuesto, la respuesta es gente como yo.
La decoración navideña se mueve en tres palos principales, que podemos clasificar en tradicional -rojo y verde, motivos escandinavos, navidad inglesa-, naturaleza -nieve, bosque, invierno- y el glamour -lo kistch, lo inesperado, barroco, estallido de color, arcoiris, dinosaurios, neones-. Lo interesante suele estar en el juego entre esos tres palos principales y sus subconjuntos. Pueden pensar que estoy loca, pero tengo razón: llevo años haciendo esto.
Por ejemplo, tomemos a Maisons du Monde, que cumple el molde a rajatabla: navidad british, nórdica y fantástica. O El Corte Inglés, que este año organiza sus temáticas dentro de Tradición y navidad, Romántica y natural y dos espacios para lo inusual: Ecléctica y boho y Magia de Oriente.
John Lewis, el gran pope inglés en asuntos navideños sin importancia, organiza las suyas en Christmas Cottage (tradicional-natural), Winter Fairytale y Polar Planet (invierno y nieve) y lo kistch: Rainbow Time y Beyond Christmas.
¿Qué es ir un poco más allá? Pues, por ejemplo, desde hace un par de años, esta firma introdujo el elemento otoñal en sus recreaciones de paseos por la naturaleza, metiendo bronces y azul martín pescador (azul francés) -Copper River y Community Garden-. Este año, recupera la línea en Christmas Cottage, con el verde hoja como contraste al bronce. Otro ejemplo: meter colorido (kistch) en temática tradicional, montando un escenario de taller de elfos lisérgicos (Rainbow Time).
Royal Fairytale, donde la marca inglesa se trabaja un ambiente de cuento renacentista orientalizado, es la propuesta que se lleva la parte del león este año.
La magia de la Navidad en El Corte Inglés le da su espacio a Oriente.
Y Oriente es también el protagonista para El Corte Inglés: la estrella de los Reyes es el símbolo de la campaña de 2023, pero también toca la línea decorativa más original (Magia de Oriente) y se extiende incluso hacia lo ecléctico, jugando con brillos, dorados, texturas aterciopeladas y colores joya. Estas tonalidades (rubí, granas, azules intensos, mostaza, esmeralda), tan propias del tópico oriental, son también otro elemento importante: llevan siéndolo varias temporadas -por hablar en lenguaje de moda, y como ocurre también, no es casualidad, en la moda-.
Digamos que sería la pequeña venganza de SSMM de Oriente, relegados a un espacio cada vez más reducido dentro del imaginario. Y la temática, con sus farolillos, sus colores intensos y abrigados, su incienso y sus estrellas, es un agradecido descanso de lo siempre.
No es, sin embargo, la idea que ha roto la baraja. La idea que ha supuesto un paso más allá este año es el mundo submarino de Maisons du Monde. ¿Con qué elemento de la Navidad juega? Con lo onírico imposible -siguiendo el juego de los tres esquemas principales, sería una extravagancia entre lo natural y lo kitsch, con su punto extra-.
La apuesta onírica y fantástica de Maisons du Monde.
Y por último, ¿qué hay de la apuesta segura, ya saben, los cuadros escoceses y demás? La Navidad tradicional, que nunca falla, está presente este año en modo cabaña de los elfos en el bosque: hay setas, ratones y ardillas por todas partes. ¿Qué no deja de estar de moda? Lo que podríamos llamar Navidad en la casa solariega de Jane Austen: una modalidad a la que suele apuntarse Zara Home y que juega con la madera y el metal en bruto, el cristal mercurizado, las cintas de terciopelo, las coronas y guirnaldas naturales y la profusión de velas. Qué quieren que les diga. Todo chilla Regencia.
