Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Mamandurria S.A.

En Cádiz hay unas 150 personas que viven de la política, una de las principales industrias de la ciudad

Zabalita, ¿cuándo se jodió España? El día que vieron que vivir de la política era un chollo: buenos sueldos, sin curriculum, poco trabajo, vanidad. En los denostados años de la Transición los partidos elegían a los que iban a ocupar cargos públicos en función de sus conocimientos. No se sabía lo que era un asesor, de hecho Carlos Díaz, en los momentos de mayor dispendio, tuvo dos, y los grupos de la oposición ninguno, y no se notó merma alguna. Cuando la política se convirtió en una industria aparecieron los quitapelusas, los llevadores de maletas, los que les ríen las gracias a los jefes a cambio de un estipendio. Sí, señor ministro, qué listos es usted, señor ministro... por ahí llegaron los Koldos del mundo. En Cádiz hay unas 150 personas que viven de la política, una de las principales industrias de la ciudad, entre cargos públicos y asesores de todo tipo y color que solo sirven para consolidar el poder orgánico de cada partido. Cuando llegaron los de Podemos dijeron que iban a hacer un concurso público, pero aquello no pasó ni de la pantomima porque trajeron de fuera a los amigos de Tere, que es muy radical salvo para colocar a los colegas: Barcia con Albita, Cherra, David G. Marcos. Asesores de la localidad como Demetrio, Rocío, Paco Cano, todos los concejales con dedicación exclusiva, aunque no hicieran más que disparates. ¿Alguien recuerda al Lolo Bouza, Ana Camelo, al Adri, a María Romay, a Laura? Pasaron por el Ayuntamiento como la luz por el cristal, sin dejar huella. Aquellos que decían venir para asaltar los cielos, lo que hicieron fue buscarse una canonjía para vivir sin dar un palo al agua. De aquella época viene el desbarajuste de Eléctrica de Cádiz, que hemos pagado entre todos. El PSOE provincial ya ha tenido que pagar tres indemnizaciones de 50 mil euros cada una por el cese de otros tantos asesores de su grupo en la Diputación. Vinieron Bruno y sus muchachos con la bandera del cambio y al final hicieron lo mismo: una plaga de asesores para vivir como reyes sin hacer nada, buenos sueldos a los concejales. Sacaremos, perdón por el corporativismo, a los periodistas porque deberían recibir el tratamiento de cualquier otro profesional pero los políticos ven la información como propaganda así que precisan propagandistas. En esto llegamos a Fernando García Acuña, que daba órdenes en el Ayuntamiento, según dice la UDEF y la Fiscalía, sin siquiera tener nombramiento de asesor. A pesar de su imputación ha vuelto a parasitar como llevador de maleta en el Congreso gracias a Sumar y , lo siento, a Esther García Reboleño. Lo dijeron ‘’Los que oonen la primera piedra’: No trabajes tanto por Cádiz, que no hace falta. Aquí no se salva ni Dios.

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