El Palillero
José Joaquín León
Navidad de la Esperanza
La prensa no está para dar buenas noticias. De hecho raramente las da. Si da buenas noticias nos quedamos estupefactos. No nos esperamos que nos cuenten ni normalidades ni lindezas de ningún tipo. Que las cosas funcionan bien, que todo transcurre con regularidad, que los servicios públicos son excelentes, que la paz inunda la tierra…no se publican. Incluso las alabanzas a los gestores públicos quedan inapropiadas en un medio de comunicación -salvo en el momento de su despedida o de su muerte- y es infrecuente en la prensa seria. La transmisión crítica de lo que pasa es la función de los medios de comunicación, salvo en las dictaduras y en la prensa amaestrada, que les basta con un incensario. La libertad de prensa exige además opiniones fuertes que hagan temer y temblar a los poderosos. Lo dice muy bien Alexis de Tocqueville: "Es ella quien con su ojo avizor saca siempre a la luz los resortes secretos de la política y fuerza a los hombres públicos, uno tras otro, a comparecer ante el tribunal de la opinión".
Con la crisis todo ha cambiado. Ni la prensa es tan libre, porque depende en demasía de sus anunciantes institucionales, que no les gustan que les lleven la contraria, ni se pueden publicar buenas noticias, sencillamente porque son escasas. Así que la reacción de la gente después de escuchar la radio, ver los informativos de televisión o leer la prensa oscila entre la depresión y el cabreo. Hay excepciones. Hace unos días leímos que se crearán mil empleos en Dragados por encargo de la empresa petrolera estatal noruega Statoil. No es sólo una buena noticia es la esperanza del fin de muchas tragedias personales. Cada semana necesitaríamos una como ésta.
Nuestras empresas empiezan también a poner los focos hacia el exterior porque la provincia exporta la tercera parte de lo que vende al exterior Andalucía. Esa capacidad es fundamental para la creación de puestos de trabajo aquí, porque hemos dejado de fabricar casi todo, aunque hay turismo. Así, la semana pasada murió uno de los herederos de Simón Iturri Patiño, el llamado Rey del Estaño, en Bolivia. Su fortuna se labró sobre las espaldas de los mineros bolivianos, pero a la provincia de Cádiz Ortiz Patiño le regaló el acontecimiento turístico del siglo pasado: la Ryder Cup de San Roque. El golf en Valderrama deslumbró al mundo en 1997.
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