Navidad de la Esperanza

24 de diciembre 2025 - 03:07

La Esperanza es sentir la llamada de un ángel y escuchar un mensaje que no entiendes, pero lo crees, y lo guardas en el corazón. La Esperanza es imaginar un milagro dentro de ti misma y confiar en que se cumpla. La Esperanza es recorrer Belén, un pueblo que no es el tuyo, para realizar un trámite burocrático, y buscar posada como una peregrina que se ha quedado perdida en medio del invierno. La Esperanza es que nadie te aloje y refugiarte con el hombre que te acompaña en un portal vacío, como una mujer sin techo en el frío de una madrugada improvisada. La Esperanza es dar a luz sin nadie que te ayude, mirando al cielo para pedir misericordia, pues ese Hijo va a ser tan tuyo como suyo.

La Esperanza es intuir a Dios entre las nubes de una noche tan oscura, y otear muy lejos una estrella que se aproxima. La Esperanza es oír el canto de unos pastores que han descubierto al recién nacido y le ofrecen lo que tienen para que no le falte el pan. La Esperanza es sentir que aparecen señales extrañas, que llegan unos y otros, y que acuden unos reyes extranjeros fatigados, que han terminado un largo viaje a no sabían dónde, para ofrecer oro, incienso y mirra a un Niño pobre, hacia el que les guiaba una estrella. La Esperanza es ver que el Niño se despierta de su sueño, y se encuentra con tres desconocidos que son el símbolo de los hombres que pueblan el mundo. La Esperanza es entender que el oro, el incienso y la mirra son para el Niño, y que la Madre ha sido enjoyada por el tesoro de la humildad ante la que ninguna riqueza vale más. La Esperanza es asumir que te aguarda un tiempo difícil, hasta que el Niño cumpla su misión, ese misterio que ahora no puedes explicar, ni siquiera entender.

La Esperanza es recibir otro mensaje del cielo, que te revela la intención de matar a ese Niño recién nacido, porque es peligroso para los poderosos, precisamente por ser el fruto del amor. La Esperanza es huir a Egipto, guiada por tu esposo, arropada junto al Hijo por ese padre que no lo es y lo es. La Esperanza es confiar en que algún día podrás volver a la casa de Nazaret, y coser los vestidos para ese Niño, mientras José trabaja con la madera, sin saber que será de madera la cruz en la que un día ese Niño morirá para resucitar. La Esperanza es abrir el corazón, como un joyero, y guardar tantas cosas que no puedes explicar, pero que son los milagros que has vivido.

La Esperanza es una lágrima de cristal puro que brilla en tu rostro. Es ver el reflejo de Dios en tu mirada. Y sentir, 2025 años después, que tu Esperanza está viva.

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