Los municipios fueron en la Transición la lanzadera de la reforma democrática en nuestro país. La presión de los partidos de izquierdas, con el empuje de las organizaciones sindicales y asociaciones vecinales, fueron claves para la celebración de las primeras elecciones municipales, en 1979, que llevarían la democracia y la reforma a los municipios españoles.

Estas elecciones llevaron un profundo relevo político al frente de los ayuntamientos. En Andalucía los ayuntamientos fueron la primera línea para que nuestra comunidad obtuviera la autonomía por la vía del 151. No fueron fácil los primeros años. Los nuevos alcaldes se encontraron con una administración contraria a los nuevos tiempos democráticos, con falta de profesionalización y que impedían, cuando tenían oportunidad, el normal trabajo democrático de los nuevos ayuntamientos. Pero la nueva vida municipal poco a poco consiguió cambiar la fisonomía de los pueblos, haciendo política, acercando la gestión a los ciudadanos y llenando de nuevos recursos a los pueblos.

Era, la política municipal por su cercanía a los ciudadanos, la principal vía de democratización del país. Y digo esto por la sorpresa, cuando tenía que ser lo normal, que ha causado la unión de todos los alcaldes de la provincia, de cualquier ideología, con el grito unánime de pedir auxilio a las administraciones autonómicas y central, ante la cantidad de medidas que están tomando para hacer frente a la pandemia. Todos, los ayuntamientos, quieren hacer visible el importante papel de los municipios en esta crisis sanitaria y también económica. Los municipios se ha hecho cargo de competencias sin coberturas legales ni económicas.

Sabido es del localismo que impera en esta provincia de Cádiz que impide políticas comunes importantísimas para el desarrollo provincial. Pero esta vez ante las dificultades por las que atraviesa el municipalismo han unido su voz para pedir dejar de ser el hermano pobre de la política. Empleo, seguridad jurídica y dotación económica es lo que solicita a la Junta de Andalucía y al Gobierno de España una provincia que lleva ya muchos años instalada, y también acomodada, en el furgón de cola del estado. Quizás la pérdida de politización de los ayuntamientos es una de las consecuencias de la mala situación de nuestra provincia y de la Bahía.

Metroscopia ha realizado una encuesta de valoración de la actuación de las diferentes administraciones donde el 76% valoraba de forma positiva a los ayuntamientos, el 60% a las comunidades y el 41% al Gobierno. Por consiguiente, son los ayuntamientos los que más se han implicado es esta crisis. Dice Ignacio Urquizu que son los ayuntamientos los primeros que notan el estado de ánimo de la gente. Bienvenida sea esta demostración de fuerza de los alcaldes de la provincia, y esperemos que no sea la última, porque se necesita que los alcaldes recuperen el liderazgo de la política.

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