Pablo-Manuel Durio
El autobús populista de Cádiz
Balas de plata
Si se quería huir de las noticias de la Dana y el nuevo advenimiento de Donald Trump como presidente de los EEUU había que venirse a la Bahía de Cádiz. El fin de semana que acabó ayer fue un pleno al quince de literatura sureña, empezando por la Hispacon y terminando en Gaditanoir.
La Hispacon no es otra cosa que la convención anual que realiza Pórtico, la asociación española de fantasía, ciencia ficción y terror, y que viene celebrándose desde hace décadas por todos los lugares de España. Yo he asistido a varias, recuerdo bien las de Granada, la de Salamanca y la de Collado Villalba. En un ambiente distendido y poco pretencioso diferentes generaciones de amantes del género fantástico en general se citan para realizar ponencias, visionados, entrevistas y mesas redondas, y para dar una serie de premios a los mejores de diferentes categorías, llamados los Ignotus. La de este año se ha celebrado en la Isla de León, alias San Fernando, organizada por Israel Alonso y Virginia Fernández, dos amantes de la literatura que crearon hace años la editorial Cerbero, cuyos bolsilibros son conocidísimos por todo el país, y que han dado una primera oportunidad a una multitud de jóvenes escritores (y escritoras, me corregirían). Por temas personales no pude acercarme a saludar, pero veo en las redes sociales que el evento ha tenido muy buena pinta. Enhorabuena.
Por otro lado, otros aficionados a la literatura, escritores y amigos además, Javier Fornell, y Daniel Lanza crearon otra editorial gaditana, Kaizen Editores, y se unieron a otros autores como son Luis Rodríguez Guerrero y el Comisario Alberto Puyana, para idear junto con el Ayuntamiento de Cádiz el Festival de novela negra Gaditanoir. Considero que la primera edición ha sido todo un éxito, aunque lógicamente hay muchas cosas que mejorar. Qué mejor sitio que la antigua cárcel real -la Casa de Iberoamérica- para ubicar unas jornadas con varios de los autores preeminentes de la zona -Rafael Marín, Óscar Lobato, Benito Olmo, Rosario Tey, Daniel Fopiani, Blanca Cabañas, David Monthiel, Eduardo Formanti, Juan Manuel Sainz, o Ángel G. Osuna- con los del resto del territorio nacional -Juan Gómez Jurado, Susana Martín Gijón, Alberto Caliani, Willy del Pozo-. También se daba un premio a mejor novela negra 2023, que fue ganada por el isleño Juan González Mesa, que había ganado también el Getafe Negro.
Libros, libros, libros. Sólo ellos pueden salvarnos de nuestro destino y nuestras maldiciones. Da igual que sean de dragones y elfos, de ninfas o ninfómanas, de detectives alcoholizados o de zombis sedientos, no hay un libro que sea tan malo que de él no se pueda entresacar el conocimiento de algo. Tenemos que fomentar la literatura, y sobre todo, la lectura, para que las nuevas generaciones dejen un poquito de lado el TikTok y el Instagram y cojan aunque sea el Kindle. Y una manera maravillosa de hacerlo es organizar estos eventos anuales en donde el lector pueda hablar de tú a tú con su escritor favorito o con el que acaba de conocer, sin prejuicios ni cortapisas. Mucha suerte en el futuro a ambas organizaciones y buenas lecturas para todos.
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