Cómo han cambiado las cosas

04 de junio 2025 - 07:00

Poco a poco nos hemos acostumbrado a una Feria mas cómoda. Tanto, que nos olvidamos y exigimos cosas que hace escasos años eran impensables. No faltos de razón están quienes exigen un mejor servicio, pues por algo se pagan unas tasas, y es necesario darle un nuevo giro a esta Feria. Ya pasaron los años en los que peñas, hermandades y empresas montaban un tinglado, respetando las pocas normas existentes. Las instalaciones de luz eran un milagro, y la infraestructura de cocina era de lo menos avanzado. Hoy la reglamentación, en algunos casos excesiva, nos hace tener una homogeneidad, que se paga, y que a veces, como este año, no responde, sin que sean excusa las coincidencias, pues no es ninguna novedad que en pocos meses se concentran todas las ferias. Este tipo de problemas, que cada año se repiten, siendo siempre el último el peor, merece un nuevo giro. Con un recinto ferial estable, y que no se prevé que se traslade, quizás sea hora de hacerla mas cómoda. No se trata de urbanizar la Feria, pero al menos se debería dar permiso para que las cocinas se enlosaran de forma permanente, que los servicios fueran estables, a falta de conectar. Algunos llegan a pensar incluso en naves semi fijas que estén todo el año, y en donde una hermandad, por poner un ejemplo, le dé una utilidad en alguna que otra ocasión. El uso, privado, la titularidad pública por un tiempo, y con pérdida en caso de no hacer la Feria. Mil formulas puede haber, pero es hora de ir planteando que el modelo que tenemos es incompatible en los tiempos del aire acondicionado, de los servicios limpios y normas de sanidad. No solo el nuestro… el de casi todas las ferias, si bien en algunas localidades, como Rota, ya funcionan habitáculos semiestables. En fin, ni este año ha sido el peor, ni es una novedad terminar de adornar en la velada, pero si es una novedad que nos volvemos mas cómodos, exigimos más, y es necesario ir pensando en un modelo mas del siglo XXI que de finales del XIX.

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