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El próximo día 11 de octubre, a las 7 de la tarde, en el Palacio de Congresos, se presenta el libro de poemas Conciencia Inversa, del que es autora la profesora de Lengua y Literatura del Liceo del Sagrado Corazón, Ninfa María Duarte Valencia. Y vuelvo a hablar de la musicalidad encerrada en el libro. Mi obsesión por la música en la palabra se incrementa cada día. No hay poesía ni narrativa buena que no tenga ritmo. García Márquez, era un ritmófilo convencido. Lo oí contar lo siguiente: Dicen que soy un escritor que adjetiva en demasía. Aclaro, sí pongo tres adjetivos en una frase, los dos primeros son muy necesarios a la narración, el tercero puede ser menos, pero es el responsable de que usted siga leyendo. Mejor explicado, imposible. Responsable de veta y mina musical. Totalmente necesario para no pesar en el oído y en la vista, y abandonar las páginas.
La crisis de la musicalidad del poema va unida a la crisis del lenguaje en el mundo, aterrorizado ante el estupro académico. Y en el ritmo entra la diversidad estrófica, hoy tan abandonada. A quien escribe, por ejemplo, un soneto, se le persigue como a malhechor. Y hay también un ritmo sintáctico, de la frase, y un ritmo semántico, de armonía entre el significado y la forma de expresarlo. Todo esto es ritmo.
La "música", requiere más explicación, pues hay mucha ignorancia. Música, en los poemas, es "ritmo". Y ritmo significa "ordenación" y "repetición". Entre los griegos, "rhytmos" admitía varios significados: orden, medida, sonido, disposición, etc. Para Aristóxeno, ritmo es la "ordenación de los tiempos". San Agustín hablará de "ordenación del movimiento". En el ritmo está siempre, para todos, la idea del tiempo. Por eso nuestro Antonio Machado se referirá a la poesía como "palabra en el tiempo". Pío Baroja amplía el ritmo a la prosa y afirma: "Escribir es como andar; un movimiento que está condicionado por el ritmo interior".
Eso que a mí, personalmente, me gusta denominar como la interna melodía, es lo más destacado de Conciencia Inversa. En el poema El humo, musica: Falsas nubes sin cielo/ ¿Dónde nacen?/Desde el vientre del suelo/Se deshacen./ Cuando es blanca su seda/Red de redes/Son su encaje de fondo/ las paredes.
¿Por qué se sabe de memoria la gente algunos versos o poemas enteros? Por el ritmo. Sólo por el ritmo. La prosa, se expresa muchas veces con moldes rítmicos que están reservados al poema. Recordaré el principio de una obra clave de la novela española del siglo XVII, Don Quijote. Este es el principio de la obra cervantina, tan conocido de todos: "En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…". Pero si ha quedado en la memoria de tantas personas, es primeramente por su valor silábico; esas palabras se podrían descomponer así en verso:
En un lugar de la Mancha (8 sílabas) de cuyo nombre no quiero (8 sílabas) acordarme (4 sílabas), ¿nos suena? Recuerde el alma dormida,/avive el seso y despierte/contemplando… Que también es memoria… Como los versos de Ninfa. El corazón alófono en glaciares/ De pulso y de descanso/. Una partitura en sí.
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