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La carga y la colonia

Que el carnaval es crítica ácida y mordaz, surrealismo y sinvergonzonería, es algo que nadie duda y todos respetan; una fiesta de cultura y folclore que nos identifica como gaditanos, de la que podemos sentirnos orgullosos pero, a veces, también, un poco avergonzados

El problema de algunas figuras del Carnaval de Cádiz, como el de ciertos Presidentes del gobierno, es que mean colonia. Y a veces es Brummel. Me refiero a la hipervaloración que de su arte hacen algunos, al modo en que se dan a conocer, a la manera en la que quieren cambiar el concurso de agrupaciones, o de salvarlo, o volver a traerlo desde el pasado a donde debe estar, que es, justamente, donde ellos consideran que debe encontrarse. Que el carnaval es crítica ácida y mordaz, surrealismo y sinvergonzonería, es algo que nadie duda y todos respetan. Una fiesta de cultura y folclore que nos identifica como gaditanos, de la que podemos sentirnos orgullosos pero, a veces, también, un poco avergonzados.

Humildad. Qué gran concepto. Y humor, que también empieza por hache. Cuando el vídeo introductorio de una chirigota tiene el arte de pedirle a la Fiscalía que haga la vista gorda, es carnaval. Cuando se acude a chistes chabacanos y se usan términos groseros para atacar a famosos, también, pero me gusta menos. Seré una oveja negra de esto, no sé.

La carga gaditana, por otro lado, no es algo que represente únicamente al carnaval, y no me refiero, claro está, a las cuadrillas que levantarán los pasos en la Semana Santa de este año en el que parece que todo ha llegado antes de lo esperado. Se da carga -o "carguita"- a alguien cuando se busca obtener algo de él, convencerlo, llevártelo al huerto, hartarlo. Y cuando se pretende meterle el dedito en el ojo, ofenderle, tocarle los huevos. Esa carga es tan ácida y carnavalera como gaditana, hasta el punto de que podría defenderse que pertenece a nuestro ADN. Pero, volviendo al inicio del artículo, la carga sumada al meado de colonia es muy peligrosa. Demasiados chulos, demasiados engreídos, mucho letraherido que se piensa Borges.

Y reflexionando sobre la carga y la colonia veo un cartel de la Semana Santa de Chiclana, como si lo hiciera un cuartetero viejo, clan-clan, si bebes agua Bezoya, tríncame la etcétera. Es una imagen de carga -representando un monumento histórico de otra ciudad vecina- más que de colonia, que también, porque cuando se repite una y otra vez la misma milonga, ya aburre uno. Pero esto es Cádiz, y aquí hay carnaval, así que la gente comenta sobre la foto las posibles estampas de la Feria de Chiclana, la de San Antonio, reflejando la Giralda de Sevilla o, por qué no, las figuras del patio de los leones de la Alhambra. Guasa, chanza, carnaval. Reírnos de nosotros mismos y de cualquiera.

Pero con arte. Y compás. Como el Selu, gran maestre de la carga gaditana, cantaor del humor inteligente y guitarrista de la escuela de Cepero. El castillo de Sancti Petri en un cartel cofrade chiclanero. ¿Nos habrán colado un fake? ¿Será un recadito carnavalero que le manda Román a Cavada? ¿Será carga o colonia?

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