Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Podría decirse que hoy empezaron las rebajas, que son ese período del año en el que se bajan los precios de las cosas para que el consumidor haga honor a su nombre. Lógicamente, esos bienes o productos que se han rebajado tienen un coste muy inferior o bien fueron encarecidos con anterioridad para que al final la ganancia sea favorable al vendedor. Es algo psicológico ese consumismo radical que nos asalta en la época de las rebajas. Está en nuestro interior porque queremos considerarnos a nosotros mismos como listos, inteligentes, avispados. Si hay una oportunidad, hemos de aprovecharla para, por ejemplo, poder refregársela por las narices a nuestra cuñada. Mira lo que he encontrado, me ha costado solo equis euros. ¡Una ganga!

Es cierto que en ocasiones se encuentran buenas ofertas, pero es digno de ser estudiado que se hayan instaurado como dogmas o axiomas los dos períodos vacacionales -invierno y verano- y otros distintos como el Día de la Madre o el Padre, el Black Friday, o cualquier otra fecha consumista señalada que se les ocurra.

Por otro lado, se está dando un fenómeno distinto: las rebajas online. Cuatro años después de la pandemia Covid, mucha gente ha perdido el gusto por las aglomeraciones, por los centros comerciales abarrotados de personas, cambiando sus hábitos consumistas hacia la compra mediante App o móvil desde el sofá de tu casa o haciendo de vientre en el baño. Cuanto más fácil sea alcanzar el objeto adquirible, mejor. Y luego podemos hablar de esa publicidad que nos aparece en nuestras redes sociales, ofreciéndonos un producto del que hemos hablado poco tiempo atrás con alguien. Nos escuchan, me temo. O nos oyen.

 Como padre -y víctima del consumismo también, para qué engañarnos- me cuesta trabajo introducir en la mente de mis hijos que si tienen algo que funciona no les hace falta comprar otra cosa, mejor o más nueva. Si tienes un móvil de menos de un año, aunque no vaya como un tiro, no te hace falta otro. Si tienes tres sudaderas, no te hace falta una cuarta. Pero es muy difícil. Complicadísimo. Y ello es así porque nuestros jóvenes se comparan unos con otros, como siempre se ha hecho. Todos visten igual, se pelan igual, escuchan la misma música. Yo tengo la teoría de que lo hacen para sentirse parte de la manada, es decir, para no ser bichos raros, y asimismo para gustar a sus futuras parejas.

Los centro comerciales están abarrotados de gente que no tiene dinero para pagar la comunidad, o la hipoteca, que comen latas de conserva a diario y que, sin embargo, adquieren ropa de marca, gafas fashion, smartphones de alta gama, carísimas consolas de videojuegos, colonias de pronunciación francesa o botas de cien euros. Cigarras en un mundo sin hormigas. Y mientras compramos y compramos, no pensamos en otras cosas mucho más importantes que seguramente nos pondrían de mala hostia. Çomo el abusivo precio de la luz. Eso sí que es consumismo salvaje.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios