Crónica de San Juan de Dios

Melchor Mateo

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Kichi vuelve a nadar a contracorriente

El alcalde siempre se ha caracterizado por salirse del camino que ya estaba marcado

Kichi y Pablo Iglesias preparan su intervención en un acto celebrado en Cádiz en 2015.

Kichi y Pablo Iglesias preparan su intervención en un acto celebrado en Cádiz en 2015. / Román Ríos

Principios

El alcalde ha ido siempre a contracorriente. Cuando recogió el bastón de mando en San Juan de Dios, llamaba la atención ese personaje con el pelo alborotado, pendiente y sin chaqueta y corbata en un Salón de Plenos que estaba acostumbrado a otra cosa. Kichi era un antisistema que entraba en el sistema para tratar de aplicar sus deseos utópicos a la realidad de la gente. Recordemos aquellas primeras intervenciones de los niños que pasan hambre en la ciudad y lo de que los que se habían ido de la ciudad volverían por el puente. El deseo y la realidad es bien distinto.

El alcalde, sin embargo, pese a que ha ido evolucionando a lo largo de estos años, siempre ha tratado de no traicionar sus principios, esos que cree que le acerca a la gente, a sus vecinos, como él mismo se encarga de decir. Por eso, si hay un atisbo de aburguesamiento en el líder de su partido con un chalet, ahí estaba el primero para sacar la espada y ponerse al frente de los que no se iban a callar y de hacer apología de su pequeño piso en La Viña. Kichi ha ido siempre por libre y eso de la disciplina a ciegas no ha ido nunca con él.

Los desencuentros con Pablo Iglesias eran públicos y notorios desde hace tiempo. En las elecciones municipales se intentó que ni siquiera se acercara por la capital. Pensaban que la marca Kichi era lo suficientemente fuerte para que la de Pablo Iglesias, que iba en decadencia y cuya imagen pública había salido muy perjudicada por el asunto de Galapagar, viniera a restar más que a sumar.

Si hay algo que al alcalde no le ha movido es el arribismo político. Hasta ahora nunca ha tenido ningún tipo de aspiración o ambición más allá que el de la Alcaldía de la ciudad y eso le ha permitido una mayor libertad de movimientos que otros muchos que se deben a la fidelidad a ciegas.

Ese nadar a contracorriente se vuelve a manifestar esta semana cuando la líder andaluza de Podemos, Teresa Rodríguez, escenificaba su divorcio de Pablo Iglesias y anunciaba la creación de una formación andalucista, más en consonancia con las mareas que se han dado en distintos puntos del país.Uno de los principales elementos de fricción ha sido la entrada de Podemos en el Gobierno de España, un pecado para los anticapitalistas de Rodríguez y Kichi.

Desde la llegada a San Juan de Dios en 2015, el alcalde ha tenido que lidiar con gobiernos estatales del Partido Popular y el PSOE, el bipartidismo que tanto detesta. Sin embargo, ahora cuando se supone que entran los suyos en el Ejecutivo, Teresa Rodríguez y él dan un volantazo y rompen amarras con el partido que los acogía.

El tiempo dirá si la decisión que ha tomado la líder andaluza y que ha arrastrado también al alcalde gaditano es la adecuada o termina siendo un suicidio político.

Es imposible saber quién estaba antes, si el huevo o la gallina. ¿Era Teresa Rodríguez la que arrastraba la mayor parte de los votos que se conseguían en Andalucía o estos venían por el respaldo de una marca ya consolidada como la de Podemos? Difícil respuesta.

Los anticapitalistas, antes de que se produjera los movimientos del 15-M, estaban condenados a la irrelevancia electoral. Ahora las circunstancias han cambiado, pero si ya había problemas por la división del voto en la izquierda, esta decisión viene a hacerlo aún más.

Los socios

El efecto que va a tener este asunto en Cádiz va a ser nulo, según el alcalde y Martín Vila. Esa es la teoría. Kichi desde luego no va a sufrir presiones de ningún tipo. El problema puede venir por Izquierda Unida, los socios de gobierno que estaban integrados en Ganar Cádiz, y que tienen como líder a Martín Vila. Todo dependerá de cómo se resuelva la coalición de Adelante Andalucía y las tensiones que puede haber con un interlocutor que controle en unos meses el partido en Andalucía pero que no tiene el poder institucional, que seguirá de momento en manos de los anticapitalistas. Si hay presiones, puede haber problemas.

El vídeo

Si algo manejan bien en Podemos, es el asunto de los simbolismos. El vídeo que escenificaba la firma de los papeles del divorcio político entre Iglesias y Rodríguez que acabó en un abrazo era original. En Iglesias daba la impresión de que el discurso y los gestos no terminaban de casar bien.

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