Crónica de arte

Panorama esperanzador del arte gaditano

  • Las exposiciones parece que vuelven a asomar y, afortunadamente, lo que tan rápidamente se nos cortó, pretenden conseguir nuevas cartas de naturaleza en medio de las restricciones

Guillermo Pérez Villalta, ante su exposición en el Museo de Cádiz.

Guillermo Pérez Villalta, ante su exposición en el Museo de Cádiz. / Lourdes de Vicente

Es tremendamente descorazonador el erial en el que ha convertido la pandemia los ya, de por sí poco ambientados, paisajes de la cultura en general y de lo artístico en particular en todos los sitios pero que, en Cádiz, se hace más notable. Las programaciones expositivas que, en marzo pasado cuando comenzó todo esto, estaban próximas a iniciar su andadura, se vieron ancladas y postpuestas para cuando comenzara las calores –entonces se decía, ilusos de nosotros que creíamos en los argumentos equivocados de los pontificadores de la nada con don Simón a la cabeza , que con el buen tiempo, el virus no aguantaría y para junio todo estaría acabado–. David Saborido se encontró con la exposición montada y el confinamiento parándolo todo; el programa de Fali Benot se paró y aguantó con lo que tenía. El sanluqueño Garikoitz Cuevas trabajaba en las últimas piezas que, según se tenía previsto, para otoño deberían conformar la exposición en el Palacio Provincial. En La Isla, la Galería Era, que había retomado de nuevo la andadura, sólo pudo ver realizada la primera exposición y montar la exposición de fotografía de Lamarca. Así todo. Llegó el curso escolar y la cosa fue a peor; a muchísimo peor porque, aquí, que era de los lugares que menos había pegado la enfermedad en la primera ola, ahora, nos ha dado –nos está dando– en toda la frente y con toda la crueldad que uno jamás hubiera pensado.

Las exposiciones, no obstante, parece que vuelven a asomar y, afortunadamente lo que tan rápidamente se nos cortó, pretenden conseguir nuevas cartas de naturaleza. Rivadavia, por fin, puede mostrar la obra de Saborido; el Museo continúa con la muestra de Guillermo Pérez Villata y sus piezas de la colección del CAAC; el Colegio de Arquitectos ha retomado el programa expositivo con un muy interesante mano a mano de Carmen Laffón y José Ramón Sierra; Benot anuncia la inminente inauguración de una muestra que tiene la mejor pinta del mundo porque sus protagonistas son dos extraordinarios pintores: Pedro y María Escalona. En definitiva, un horizonte que se nos antoja con mucha mejor luz. De todo ello iremos dando cuenta si el dichoso bichito y la ansiada vacuna nos lo permite.

Mientras tanto, Jerez, el otro gran núcleo expositivo que, también, vio cegado su discurrir artístico, con exposiciones importantes cerradas y otras en larguísima espera, reinició su deambular terminando lo que estaba comenzado y empezando lo que se tuvo que postponer. Así Juan Ángel González de la Calle expuso su individual en La Pescadería Vieja, continuando el ciclo que conmemoraba el veinticinco aniversario de la creación de la Sala; una programación que quería poner en valor el momento importantísimo en el que se encuentra la pintura jerezana. Programación que ha tenido su continuación con otro pintor jerezano de muchísima importancia como es Ignacio Estudillo y que, si todo va hacia mejor, presentará próximamente, muestras de pintores jerezanos de extraordinaria significación, Fernando Clemente, Eduardo Millán y Magdalena Bachiller. La única sala privada que, en estos momentos, existe en Jerez, Espacio Abierto, mantuvo muy bien el tipo en los momentos duros y, desde septiembre, está teniendo un programa de mucho interés. Terminó la exposición de Isabel Ortuño, hace unos días presentó la de Fernando Toro y, para el mes próximo, tiene anunciada la obra de María Luisa Rey. Tres exposiciones de muy dispar naturaleza han acogido los bellos espacios de los Claustros de Santo Domingo, ‘Arte en Cuarentena’, que fue una especie de homenaje a los artistas en este tiempo de manifiesta dureza; ‘Magistral Aguilera’, también un homenaje a don Miguel Pérez Aguilera, el extraordinario pintor y profesor en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla por parte de muchos de sus muchos de sus alumnos y, como es habitual, la muestra ‘Paleta de Colores’, una habitual en la programación artística de Jerez.

Lo artístico es un ente vivo que debe seguir estándolo y al que desde todos los sectores hay que apoyar para que mantenga intacto su poder y trascendencia. Cádiz y su gran área de influencia está dando a la historia actual muchos artistas de una importancia capital. Valga el ejemplo siguiente. En estos dos últimos meses, con lo que está cayendo y con la espada de Damocles de la crisis que ya es un hecho, varios artistas gaditanos son protagonistas en salas de muchísima significación en el contexto general del arte. A saber: los hermanos Mp & Mp Rosado exponen en la galería Alarcón Criado, una de las más importante de España y junto con la de Rafael Ortiz, la única presente todos los años en la Feria de ARCO. El jerezano Antonio Lara, unos de los pintores figurativos con más potencial inauguraba hace unas semanas en la galería sevillana de César Sastre; Fernando Clemente mostraba una importantísima exposición en el CACMálaga, uno de los centro de arte de mayor entidad de España; el mismo expone, actualmente, en la galería Carrasco de Madrid y prepara la exposición para Pescadería Vieja. El artista de Villamartín José Carlos Naranjo está exponiendo en la galería Birimbao de Sevilla. Ejemplos claros que constatan una realidad que no tiene vuelta de hoja.

Por eso, el arte debe seguir siendo apoyado desde todos los sectores y crear las vías necesarias para que, a pesar de todo, siga manteniendo su absoluta potestad.

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