Por segundo año consecutivo, y debido a los efectos de una pandemia que está transformando el mundo más allá de la emergencia sanitaria, la Feria del Libro de Cádiz no se celebrará en sus tradicionales fechas, en el mes de mayo. Así, desde el Ayuntamiento de la ciudad se propondrá a los libreros que la cita tenga lugar en verano.

"Desde luego, antes de que sea una decisión en firme vamos a contar con la opinión de los libreros, que son una parte imprescindible de la Feria, con los que me voy a reunir en estos días para tratar este tema", ha explicado la concejala de Cultura, Lola Cazalilla, sobre la propuesta municipal de llevar la Feria del Libro "al mes de julio". 

El posible aplazamiento a fechas estivales responde a la búsqueda, también, del público foráneo para lograr una mayor dimensión de una cita que este año, como ya anunció Cazalilla, "estará dedicada a la Lengua Española" como refuerzo, casi punta de lanza, de la candidatura de la ciudad como sede a su Congreso.

"El mes de julio también nos permitiría hacer talleres matutinos dedicados al público infantil que pueden servir hasta de apoyo a los padres que siguen trabajando. De hecho, los de arte contemporáneo que se celebran en el ECCO en esas fechas funcionan bastante bien", baraja la concejala que habla de una Feria del Libro "más ambiciosa".

En este sentido, la edil anuncia que se está intentando contar "con algunas presencias latinoamericanas de buen nivel" a través de la incorporación de Cádiz "a la UCCI, la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas", que podría facilitar la participación de estas figuras en la cita con las letras gaditanas.

Una Feria, diseñada por segundo año por Juan José Sánchez Sandoval, que sí es seguro que volverá al Baluarte de la Candelaria, un espacio "ideal" en tiempos de trazabilidad y control de aforos, además de funcionar por su propia monumentalidad que sigue asombrando a propios y extraños.