Tribuna Económica
El exceso de regulación asfixia a las pymes
Ocho días han tenido que pasar para que el presidente de la Diputación de Cádiz y secretario provincial del PSOE, Francisco González Cabaña, diera su sitio al nuevo consejero de Gobernación y Justicia de la Junta, Francisco Menacho, y al nuevo delegado del Gobierno andaluz en la provincia de Cádiz, Manuel Jiménez Barrios. Los tres se reunieron ayer en la Diputación de Cádiz en la primera visita institucional de Menacho a su provincia como nuevo consejero y, ahora sí, Cabaña pronunció públicamente sus primeros elogios para quien ha sido uno de sus hombres de confianza en la Corporación provincial en los últimos ocho años.
Puede que fuera por la cercanía de las elecciones municipales, puede que fuera en compensación porque el martes no fue cesado ningún otro delegado provincial o puede que fuera simplemente porque el máximo responsable del PSOE en la provincia ha caído en la cuenta de que lo dicho, dicho está y de que no merece la pena avivar el fuego de su enfrentamiento con la dirección regional del partido, al menos hasta el 23 de mayo, cuando pase la cita con las urnas.
Ni en su comparecencia del miércoles pasado ante los medios en Paterna tras la reunión de la ejecutiva provincial del PSOE, ni en su intervención del viernes ante el comité provincial de su partido en el El Puerto, ni en su discurso en el mitin de Conil del pasado sábado. Queriendo o sin querer, Cabaña obvió en todo momento a Menacho, sin felicitarlo por su nombramiento y centrando todos sus esfuerzos en elogiar la figura de Luis Pizarro y, también, de Manuel Chaves y de Gabriel Almagro.
Ayer, sin embargo, todo cambió. Cabaña, en su vertiente institucional como presidente de la Diputación, enarboló al fin la bandera blanca y se volcó en elogios hacia Francisco Menacho, de quien destacó su trabajo en la Diputación, sobre todo en el área de Recaudación, y su cometido anterior como alcalde de Olvera, como concejal y como diputado provincial, resaltando que esta experiencia municipalista debería ser un aval para ser consejero y, sobre todo, para llevar un área tan vinculada a la administración local como es la de Gobernación. Esta experiencia municipal también fue incluida por Cabaña en el currículum de Jiménez Barrios.
Tras asegurar incluso que la visita de Menacho suponía "un día de mucha satisfacción" para él, Cabaña precisó que para la provincia "es muy importante seguir teniendo un consejero de Cádiz" poque, apostilló "estoy convencido de que hará propios los problemas de Cádiz que aborde el Consejo de Gobierno de la Junta".
Obviando en todo momento la tensión vivida la semana pasada en el PSOE de Cádiz, con dos sensibilidades claramente distanciadas, tanto Cabaña como Menacho explicaron que la reunión de ayer sirvió para abordar cuestiones de interés para la provincia que atañen a la Junta como, por ejemplo, el problema del ERE presentado en Alestis, los POT, Las Aletas o el desarrollo de las infraestructuras.
Menacho, que incluso firmó en el libro de honor de la Diputación como hicieron sus predecesores, destacó que en esta institución provincial "he pasado los mejores años de mi vida política". Y ante los periodistas anunció dos cosas: su objetivo de relanzar el Bicentenario "para que salga como lo han deseado todas las administraciones que están involucradas" y también que el próximo 26 de este mes comparecerá a petición propia en el Parlamento andaluz para exponer los planes de su Consejería de cara a los once meses que restan de esta legislatura.
En los últimos años la dirección del PSOE de Cádiz vivió como una fiesta la designación de los nuevos consejeros de Cádiz (léase Pizarro, Antonio Fernández, Luis García Garrido o Sergio Moreno). No se puede decir que Menacho haya vivido un momento de gloria similar aunque, visto lo visto ayer, la cosa puede que esté cambiando.
También te puede interesar
Lo último
Tribuna Económica
El exceso de regulación asfixia a las pymes
El parqué
El mercado se recupera
El Palillero
José Joaquín León
Navidad de la Esperanza
No hay comentarios