La capilla de la Aurora aguarda con impaciencia el inicio de las obras

El proyecto se encuentran ya en el Obispado a la espera de terminar de conseguir los fondos necesarios para iniciar los trabajos de rehabilitación

La Iglesia Mayor de El Puerto se prepara para el inicio inminente de las obras de restauración

Imagen del exterior de la capilla de La Aurora.
Imagen del exterior de la capilla de La Aurora. / D.C.

Hace ya más de diez año El Puerto amanecía con la noticia de que la capilla de La Aurora cerraba sus puertas. El mal estado del edificio, que en principio presentaba deficiencias en la estructura de madera que sostenía el techo y la cubierta, fue el principio de una historia cuyo desenlace (con final feliz) parace encontrarse cada vez más cerca. Tras muchos años de trabajo, acuerdos y trámites burocráticos parece que el proyecto se va haciendo tangible gracias a la parte de los fondos otorgados por Diputación y Obispado que se destinarán a la rehabilitación de las fachadas, la reparación de las ornamentaciones del techo, la restauración de puertas y la sustitución de la cubiertas. Estos trabajos, que se presupuestan en más de 70.000 €, se enmarca dentro del plan de rehabilitación de la Basílica Menor, un proyecto (que cuenta con una subvención de 147.029,24 €) puesto en marcha gracias al cuerdo firmado entre el Obispado y Diputación. “Parece que ya va quedando menos. Confiamos en que no tardemos mucho en empezar a trabajar”, asegura Carlos Romero Marroquín, hermano mayor de la Hermandad de la Humildad y Paciencia.

Si existe alguien que maneje bien el tema y que sepa de qué va la cosa, ese es Carlos, quien prácticamente desde el principio ha estado presente en la mayoría de las etapas que se han vivido en el asunto. Al fin al cabo no es fácil hablar del tema. No todo el mundo tiene la capacidad de remontarse hasta diciembre del 2014 cuando la capilla,antigua escuelas pías de la ciudad y sede de la hermandad desde 1871, cerró sus puertas a cal y canto. Desde entonces ya nada ha vuelto a ser lo mismo. Ya va más de una década de Jueves Santos inusuales, nostálgicos y raros, donde los portuenses anhelan más que nunca uno de los episodios más auténticos de su Semana Santa. Y pensar que habrá más de una criatura con 10 años que no conozca la magia que se vivía aquellas noches, casi de madrugada, a las puertas del oratorio.

Cinco años más tarde, en el 2019, el Obispado de Asidonía-Jerez (propietario del edificio) y dicha hermandad llegaron a un acuerdo para iniciar el proyecto de obra en junio de ese mismo año. No obstante, dichos planes no se cumplieron ya que el sexto mes del calendario pasó en blanco al no haberse obtenido el permiso por parte de la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico de Cádiz, órgano perteneciente a la Consejería de Cultura encargado de conceder las autorizaciones para las obras en los edificios catalogados como Bien de Interés Cultural (BIC).

Sea como sea, entre unos y otros, la casa se quedó sin barrer. Y entre papeles que vienen y papeles que van el tiempo pasó otros cinco años más, hasta marzo del año pasado, cuando tras un Cabildo Extraordinario la hermandad aprobó (por unanimidad) la restauración de su sede. Aunque de forma lenta e insuficiente, parece ser que algo se ha adelantado. Sin embargo, el camino que queda aún por recorrer es largo “Estamos muy agradecidos y muy ilusionados”, aseguran desde la hermandad quien ha establecido una Comisión para la obtención de fondos. “Confiamos en que el Obispado tenga a bien destinar parte de futuras subvenciones a la recuperación de La Aurora”.

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