El Arrebato conquista El Puerto en una noche de canciones eternas

El sevillano llenó de emoción la Plaza de Toros en el Cabaret Festival con sus grandes éxitos y su nuevo disco 'Una tarde cualquiera'

“Aún queda, pero he conseguido que la ilusión pueda más que el miedo”

El Arrebato durante su actuación en 'Cabaret Festival' en la Plaza de Toros de El Puerto. / D.C

Hace veinte años lo conocimos por primera vez. Ya han pasado dos décadas desde que Francisco Javier Labandón -aquel joven con una banda grande que le sujetaba el pelo-, empezaba a colarse en la mente del público con sus canciones: Poquito a poco la voy camelando, poquito a poco le voy demostrando mi amor... Y así, poquito a poco, El Arrebato ha conseguido mantenerse y hacerse un nombre no solo en la música, sino en la vida de mucha gente. Más vivo que nunca el sevillano presentó ayer en la Plaza de Toros de El Puerto su último disco, Una tarde cualquiera, en una noche en la que el artista venía dispuesto a que fuera "el mejor concierto del Arrebato".

La velada comenzaba puntual, a las 22:00 horas, con una Plaza de Toros muy concurrida, tanto en el ruedo (se estaba bastante cómodo) como en el tendido (lleno casi a la mitad), que muy pronto empezó a vibrar con los acordes de Dame Cariño y Que salga el sol por donde quiera, dos temas con los que se inauguró una repertorio donde se mezclaron temas de su último trabajo con sus grandes éxitos que forman ya parte de la cultura popular. Está claro que El Arrebato puede gustar más o menos; pero es imposible no terminar cantando al menos alguno de sus temas.

"Cuando el la conoció en ese parque ella tenía mal de amores. El se enamoró, y fue conquistándole como se conquistan las cosas importantes: poquito a poco. Le fue arrancando todo el invierno del corazón y Las primaveras del pelo", recitaba Francisco Javier, quien también fue conquistando la noche a muy buen ritmo, sin prisas pero sin pausas, haciendo las cosas con la cercanía y el cariño con el que él sabe hacerlas. Porque diez minutos en el escenario valen para cantar alguno de sus temas; porque más de una hora de concierto sirven para creer que se le conoce de toda la vida. El Arrebato hizo las cosas cercanas y bonitas, como siempre suele hacer.

Poeta y trovador, El Arrebato mezclaba su música con historias, anécdotas y leyendas que le servían para introducir temas como En el último minuto, Hoy todo va a salirme bien, Una noche con arte, La Música de sus tacones o Durmiendo en tu ombligo, tema que interpretó con la jerezana Alicia Jiménez. "Cuenta una leyenda que en Jerez una madre estaba amamantando a su hija en una noche de calor. Ella aguantó hasta que la niña se hartó y, cuando se quedó dormida, la dejó en su cuna. La madre fue a la cocina a beber agua y abrió la ventana. Y justo en ese momento un ángel entró y le tocó la garganta a la niña en la cuna".

Porque Francisco Javier (a estas alturas del concierto ya parece que se le conoce de toda la vida) tiene palabras buenas y bonitas para todos: para sus músicos (increíble el "Gran Daniel" que se marcó unos acordes de la banda sonora de El Padrino, compuesta por Nino Roti), para las madres (incluso para la suya, a la que le dedicó Ella sigue dando amor mientras miraba al cielo) y para su público. La noche llegó a su fin, pero el público se resistía. Querían más y El Arrebato se lo dio con los acordes del Himno Oficial del Centenario del Sevilla, tema que dedicó a Antonio Puerta.

Pocos artistas se entregan tanto. Casi ninguno se muestra así de cercano. Ya lo dice el refrán: de donde no hay no se puede sacar. Y así, poquito a poco, El Arrebato conquistó El Puerto, demostrando que las cosas importantes siempre se hacen con cariño y sin prisas.

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